Hace más de siete años, la izquierda abertzale estableció en Anoeta un método para el diálogo político resolutivo, para abordar en sus causas y en sus consecuencias el conflicto secular que vive Euskal Herria. Al objeto de ir construyendo soluciones definitivas, que no necesariamente una solución única y para siempre, planteaba la necesidad de dos núcleos de negociación. Uno entre ETA y los estados para abordar las cuestiones técnicas del final del enfrentamiento armado: presos y refugiados, víctimas y la desmilitarización. Y otro entre todos los representantes del país para abordar de raíz las causas del conflicto y acordar un nuevo marco jurídico-político. En definitiva, dos carriles para una única vía: una solución integral que todos puedan sentir como suya. Un nuevo punto de partida con todas las oportunidades y direcciones abiertas, para todos los proyectos políticos. Y todo, teniendo como primer destinatario y como última garantía, la libre voluntad de la ciudadanía vasca.

Hoy, aquel método es casi unánimemente compartido y, aunque no sin dificultades, va recorriendo su camino. Las últimas dos semanas han dado buena muestra de ello. En el ámbito del carril técnico, la Comisión Internacional de Verificación dio un mensaje de confianza, contrastado de primera mano con ETA, que confirma el cumplimiento y la irreversibilidad de sus decisiones de alto el fuego y cese definitivo de la violencia. A este respecto, llamó a aprovechar esta oportunidad y a actuar con temple, trasmitiendo un optimismo realista que contrasta con la rumorología que interesadamente llega desde Madrid.

A su vez, las declaraciones del presidente del PSE, Jesús Eguiguren, abogando por una nueva res pública, un nuevo suelo común, por asumir con naturalidad Euskal Herria y desdramatizar su derecho a decidir, constatan una doble realidad: por una parte, las grietas del muro del bloqueo y el inmovilismo; y, por otra, la maduración de las condiciones para poner en marcha el carril político, el diálogo político, serio y adulto, que el país desea y merece.