La insurgencia siria ha denunciado que el Gobierno de Bashar al Assad ha lanzado una ofensiva contra sus principales bastiones. Homs fue ayer el principal objetivo del asalto, con decenas de muertos, al menos 57 según la oposición.

El Consejo Nacional Sirio (CNS), coalición de la oposición en el exterior, denunció que se está llevando a cabo «un genocidio» y pidió que la comunidad internacional actúe con rapidez para impedir «una nueva masacre en Homs», donde el sábado, según los insurgentes, el ataque del Ejército dejó más de 300 muertos.

Fuentes opositoras aseguraron que el asalto en Homs se dirigió a los distritos de Bab Amro, Bayada, Bab Dreib y Jalidiy,a con múltiples lanzaderas de cohetes para expulsar a las tropas disidentes que ocupan estas zonas. «Ha sido el bombardeo más violento de los últimos días» declaró un activista. La oposición cree que es solo el comienzo de un ataque aún más contundente para eliminar los focos de la rebelión, que buscaría provocar «miles de muertos» al día.

También aseguró que blindados asaltaron Zabadani, junto a la frontera con Líbano y muy cerca de Damasco, donde los rebeldes tratan de mantener el territorio que han conseguido ocupar durante varios días.

Según la oposición, más de 20o vehículos militares rodean las ciudades de Zabadani y Madaya, que ayer bombardearon con intensidad. Los combates también siguen en Idleb, donde, según la agencia Sana, murieron tres oficiales del Ejército leal a Assad. Por su parte, Damasco desmintió que esté llevando a cabo dicha ofensiva y achacó las víctimas a la actuación de «grupos terroristas» que atacan a civiles en Homs. «Antes de que comenzara esta nueva masacre, pedimos a todas las organizaciones internacionales que intervinieran para impedir la matanza», destacó el CNS, que acusó a Rusia de ser «cómplice» de las muertes.

Según el movimiento opositor, la visita que hoy llevará a cabo el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, a Siria tiene por objetivo «evaluar la acción de las fuerzas sirias sobre el terreno y las necesidades del régimen, así como aumentar el apoyo político».

Rusia y China opusieron su veto el sábado a una resolución contra Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU. Lavrov denunció la reacción «indecente e histérica» de Occidente ante este veto, explicando que la resolución no recogía la necesidad de que la oposición se aleje de las acciones armadas. También China rechazó las acusaciones de EEUU y pidió a todas las partes que cesen la violencia. «No protegemos a nadie. Defendemos la justicia en la cuestión siria», declaró el Ministerio de Asuntos Exteriores chino.

Tras el fracaso de la iniciativa de las potencias occidentales en la ONU, EEUU y la UE han tomado la iniciativa anunciado el endurecimiento de las sanciones unilaterales.

Washington, además, decidió cerrar su embajada en Damasco alegando motivos de seguridad. Londres y Bruselas llamaron a consultas a sus representantes diplomáticos.

Obama y la salida política

Pero a la vez, el presidente estadounidense, Barack Obama, no se mostró favorable a una intervención militar. «Es importante resolver la crisis sin recurrir a una intervención militar exterior y pienso que es posible», declaró a la cadena NBC. Su portavoz, Jay Carney, afirmó, sin citar a Beijing o Moscú, que algunos «no deberían apostar por el régimen Assad, es una apuesta perdida por adelantado», porque Assad solo tiene un control «muy limitado» de su país.

El CNS pidió que se rodee con protestas las embajadas sirias de todo el mundo, convocatoria que tuvo seguimiento en algunos países, entre ellos Argelia. Por otra parte, un «Consejo Militar Revolucionario Superior» anunció su creación para «liberar Siria», bajo el mando de un general desertor refugiado en Turquía, aunque el Ejército de Liberación Sirio dijo no estar coordinado con este grupo.