Marcelo Bielsa no ha visto vídeos ni imágenes de la semifinal copera de aquel 4 de marzo de 2009 ante el Sevilla del ya histórico «cómem... el rabo, Del Nido». Ausente en su propio idilio con el balón, abstraído de la euforia que a cada minuto se propaga desde el estadio que hoy quiere albergar otra muesca histórica más a su vida centenaria, el técnico se despoja del impulso y la emoción futbolística que subyace en todo argentino para matizar que «cualquier anticipación es una tentación» y que prefiere «ahuyentar todas esas tentaciones». Sabe que «el fútbol está plagado de ejemplos en los que no siempre sucede lo que se espera». Ya se sabe, el fútbol es fútbol. Y el rosarino es perro viejo en esto del fútbol.

Bielsa sabe, no obstante, de la «importancia de este trofeo en Bilbao» por mucho que sostenga que la responsabilidad de sus jugadores no será mayor que en otros encuentros. El equipo de gala, ese mismo que aficionados grandes y pequeños recitan ya de memoria como las históricas alineaciones, será el que salte hoy al pasto de San Mamés para tratar de certificar la presencia en su segunda final copera en tres años, después de haber estado 24 sin hacerlo.

Qué hacer y qué no hacer

Porque sí, como ayer enfatizó el propio Marcelo Bielsa, «haremos lo imposible para que las cosas se vuelquen a nuestro favor, pero de ningún modo vaticinar o predeterminar lo que va a pasar, por respeto al rival, al juego y a la experiencia». Porque, como zanjó, «el partido hay que jugarlo».

El rosarino se mostró comprensible con la vehemencia con la que se aguarda esta cita, pero recordó que «imaginar lo que va a suceder no es conveniente. Luchar por obtener lo que queremos sí».

Para conseguir ese objetivo final, el preparador argentino echó mano del partido de la ida para recordar lo que se hizo bien y mal. «Hubo momentos que identifican lo que queremos y lo que queremos evitar». De lo primero, la primera mitad de Anduva; lo que quiere evitar es, precisamente, «jugar cerca de nuestro arco, no poseer la pelota o que la posea más el rival, que el rival construya acciones en los últimos metros de nuestro campo. Deseamos todo lo contrario». Y frente a eso, lo ya sabido: «Tratar de protagonizar el juego con nuestros recursos y neutralizar los del oponente».

Ese rival serán Carlos Pouso y los suyos, arropados por cerca de 700 seguidores. El técnico del Mirandés ya ha dicho que lo de la semifinal de Sevilla es historia y que las historias no ganan partidos. Bielsa, por si acaso, mandó ayer ensayar penaltis.