Propuesta del «céntimo sanitario»: ni tapa el agujero de la tesorería ni es alternativa
El consejero de Sanidad, Rafael Bengoa, ha confirmado que su departamento promueve la idea de implantar el «céntimo sanitario». Un gravamen al combustible vendido en las gasolineras y que, según sus palabras, supondría 100 millones de financiación adicional para el gasto sanitario. La puesta en marcha, sin embargo, se presenta más problemática. Bruselas lo considera ilegal -por aplicarse una vez gravado el impuesto especial sobre hidrocarburos, armonizado en toda la UE, y por no tener otra «finalidad específica» que el fortalecimiento de la tesorería de las autonomías- y ya ha emprendido el procedimiento de infracción. Además, debe ser consensuada con las diputaciones, que son las que tienen la capacidad recaudatoria.
La bajada generalizada de la recaudación de las diputaciones y los gastos ingentes en macroproyectos de dudoso o nulo beneficio social han llevado a las arcas públicas a una delicada situación. La propuesta de este nuevo impuesto -que perjudica sobre todo a transportistas y agricultores- da buen ejemplo de ello. Pero ni es serio cómo se ha hecho público -en mitad de polémicas y jugarretas entre partidos-, ni es una alternativa viable ni tapará el agujero de la tesorería.