En un tono magistral, muy académico, sencillo y cercano para los asistentes, Fernando P. Cossío desgranó ayer, en el marco de las III Jornadas de Investigación, las vicisitudes pasadas y presentes de la investigación científica, enfatizando en el hecho de que varios descubrimientos o avances científicos se lograron en situaciones económicas difíciles como la actual y que, por tanto, recortar 600 millones de euros en investigación, como anuncio Rajoy en su último paquete de medidas, es «hacer el I+D+iota».

En un pabellón abarrotado y tras ser presentado por la también profesora Esther Lete, Cossío fue directamente al grano afirmando que la investigación «no es un lujo», sino «un elemento vital de supervivencia». En su opinión, el presupuesto destinado a labores científicas no puede ser calificado como «gasto», sino que debe ser tratado como «inversión» por las rentabilidades positivas que es capaz de generar para el futuro.

Cossío se valió de un precioso poema de Bernardo Atxaga para ilustrar la importancia de la ciencia en la sociedad y remarcar lo mucho que aún nos queda por saber y descubrir. Los versos de Atxaga tratan sobre un erizo que, aislado en su universo de 27 palabras, es incapaz de ver más allá, por lo que es atropellado por un coche al salir a la carretera, ya que es incapaz de entender el significado de las luces de los faros.

El profesor se valió de esta metáfora para transmitir el papel prioritario que debería tener la ciencia en lo que a inversiones se refiere. A su juicio, la actual crisis económica no es si no una excusa, argumentando que importantes químicos o físicos trabajaron en las más adversas condiciones, como Louis Pasteur en el convulso París de 1848 o Gibson y Fawcett en los turbulentos años 30 del siglo pasado.

«Círculo virtuoso»

Durante su alocución, el profesor Cossío acuñó un nuevo término, el «círculo virtuoso», que, en contraposición al círculo vicioso, consistiría en la sucesión de acontecimientos positivos que se entrelazan entre sí.

Para que ese circuito pudiera funcionar, lo fundamental sería «transformar el dinero en recursos que faciliten el conocimiento», para que estos a su vez, y «en un proceso más complejo y lento», «se transformaran a su vez en beneficios económicos para el inversor».

Para explicar su teoría, utilizó el símil de un iceberg, cuyos «intangibles mantienen a flote a las aplicaciones tecnológicas». Esos intangibles, en palabras del ponente, son «absolutamente necesarios» para que los avances materiales «tengan un sustrato, una base que pueda sujetar ese progreso».

También aprovechó su intervención para criticar las últimas medidas tomadas en materia económica por el Gobierno español de Mariano Rajoy, resaltando el recorte de 700 millones de euros en investigación. Cossío considera que, además de «una idiotez», estos recortes «suponen un grave error» ya que «ha quedado demostrado que la inversión en I+D+i es absolutamente necesaria para poder salir airosamente de una crisis de estas características».

Antes de dar por concluida su intervención, remarcó las contradicciones que a veces se dan entre el mundo científico y la visión empresarial de este. Citó el Publish or Perish (Publica o muere) tan habitual en el mundo de la ciencia, en contraposición al Publish and Perish (publica y muere) reinante en el mundo empresarial, en referencia a «la confidencialidad y las leyes del silencio» que se dan en entre las corporaciones. Por su parte, abogó por aunar ambos espíritus, conjugando la necesidad de informar de los avances a la sociedad sin desvelar o «reventar» las exclusivas.