Resistir fue vencer para Titín III y Merino II que, con la victoria de ayer en el Bizkaia, alcanzaron en la clasificación a unos Martínez de Irujo-Barriola que no supieron sacar provecho del dominio que ejercieron, sobre todo en la primera mitad del partido, sobre sus rivales. En un choque durísimo y jugado a gran ritmo, los que ejercieron de recadistas supieron sufrir y, gracias a su enorme defensa, terminaron de desesperar a un Martínez de Irujo al que se le atascó el gancho de zurda.

Se puede decir que el choque de ayer en Miribilla escapó a la lógica de la pelota. Y es que Irujo comenzó el partido como un cohete, muy fresco con sus dos manos e incluso sacando provecho de las veces que David Merino se adelantaba para tratar de cubrir el txoko, para pasarle por encima. Sin embargo, dos pelotas lanzadas bajo chapa por Abel Barriola en su intento de cortarlas, algo poco común, impidió que despegasen en el marcador con toda la claridad que parecía mostrar el juego (5-2).

No obstante, lo que ciertamente escapa a cualquier lógica, no ya deportiva, sino de cualquier índole, es la capacidad de la pareja riojana para agarrarse al partido, máxime cuando estamos hablando de un Titín que pese a sus 43 años es capaz de estirarse en el ancho como un chicle para llevar a buena pelotas imposibles y de un David Merino que hace poco más de seis meses tuvo que prácticamente volver a aprender a andar, por culpa del maldito Síndrome Guillain-Barré.

Seguir y seguir

Sin embargo, por suerte para la pelota, los riojanos nunca se dan por perdidos y volvieron a reengancharse al partido incluso después de otro arreón de los azules, que lograron colocarse 7-11 por delante tras la disputa de tantos larguísimos y durísimos como el que supuso el 7-8, en el que se cruzaron 70 pelotazos.

El partido parecía tomar la senda del de la primera vuelta, en el que los riojanos terminaron pagando el esfuerzo para ceder en el sprint final.

Sin embargo, ayer cambió el guión. Fue a los azules a los que les hizo mucho daño el tener que pelotear tanto por mucho que dominaran, mientras sus errores hacían sumar tantos a sus rivales con facilidad. Irujo fue perdiendo la paciencia y sumando errores atípicos como el comerse un amago de Titín y cometer un piedre o sacar demasiado largo con 19-17 en el marcador, mientras que Barriola perdió la chispa de su derecha.

Feliz por haber conseguido llevar el partido al terreno que más le conviene con sus continuos amagos, Titín consiguió conectar su gancho en el momento preciso del partido y consiguieron un triunfo con el que la lucha por las tres plazas por entrar en la semifinal se comprime mucho más de lo que se pensaba en un principio, con cinco parejas en una sola victoria de diferencia.