Crisis económica en Grecia
Las llamas de la protesta social cercan el Parlamento griego
Decenas de miles de personas se concentraron ante el Parlamento griego mientras en el interior se debatía el plan de rescate impuesto por la «troika». La protesta dio paso a enfrentamientos con la Policía y al incendio de edificios en Atenas. A medianoche, el Parlamento aprobó el plan.
Imanol INTZIARTE | DONOSTIA
La plaza Syntagma de Atenas condensó ayer la historia de Grecia durante los últimos meses, las imágenes de un país fracturado y al filo del estallido social. En el interior del Parlamento, tres centenares de diputados eran conminados por el Gobierno a dar su aquiescencia a un plan económico tejido en las entrañas de Bruselas, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En el exterior de la Cámara, decenas de miles de ciudadanos de todas las edades volvían a expresar su desacuerdo ante unos recortes que están dejando su calidad de vida al mismo nivel que la Acrópolis que preside la capital, en ruinas. Banderas blanquiazules al aire y pancartas contra la «troika», contra el Gobierno, contra el FMI y contra la canciller alemana, Angela Merkel, en quien se personifica la soga que aprieta sus carteras.
«No es fácil vivir en estas condiciones, de aquí a 2020 seremos esclavos de los alemanes» lamentaba Andréas Margoudakis, un ingeniero de 49 años. En la fachada del Banco Central de Grecia, el nombre del país ha sido cubierto con pintura negra y reemplazado por de la capital alemana. Banco Central de Berlín, se puede leer ahora.
Entre ambos colectivos, entre quienes ¿toman las decisiones? y entre quienes las sufren, en torno a 5.000 policías con toda su parafernalia de bocachas, porras y escudos.
El músico Mikis Theodorakis, de 86 años y autor de famosas bandas sonoras como las de «Serpico», «Z» o «Zorba el griego», pretendía dirigirse a la multitud. Los gases lacrimógenos disparados por las fuerzas policiales lo impidieron.
En respuesta, miles de gargantas espetaban al unísono a los agentes una contundente definición: «Cerdos asesinos». Fue el detonante de una tarde-noche impregnada de humo, fuego y sangre.
Poco después, el propio Theodorakis manifestaba a la prensa que «el pueblo vencerá, como lo hizo contra los nazis y contra la junta militar», en referencia al período de régimen militar que duró desde 1967 hasta 1974. Él sabe de lo que habla, no en vano combatió contra unos y otros.
«Queremos que nos escuchen»
«Envían a gente pagada para que cause problemas. De esta manera pueden justificar los gases lacrimógenos e impedirnos protestar frente al Parlamento. Lo único que queremos es que los diputados nos escuchen», denunció a la agencia Efe un hombre de unos 40 años que se identificó como Jristos.
«¿Se pueden imponer estas medidas usando gas lacrimógeno? Estas medidas no han sido votadas por el pueblo griego», denunciaba Manolis Glezos, de 89 años, héroe antifascista durante la Segunda Guerra Mundial y que tuvo que ser atendido por problemas respiratorios.
Ambos ancianos, referentes de la sociedad helena, todavía tienen energía para hacer suya la frase de Zorba, el mítico personaje encarnado por el actor Anthony Quinn: «Tienes que ser loco, en la vida hay que ser medio loco para romper las cadenas y ser libre». Pero sus compatriotas no están de humor para bailar el sirtaki. «Estamos aquí por nuestros padres y por nuestros hijos, por todos aquellos que no pueden venir», aseguró Stella Maguina, una contable de 33 años. «Nuestros descendientes se convertirán en emigrantes», sentenció Aleki Emmanuil, de 40 años.
«Todos los planes que se han aplicado hasta ahora no han servido para nada, no han disminuido la deuda, solo están pensados para hacer pagar a los trabajadores una crisis que no es su crisis, una deuda que no es su deuda», zanjó Tania, actualmente sin empleo.
La protesta y la represión policial derivó en enfrentamientos que se extendieron por las calles adyacentes. Según los bomberos, dos decenas de edificios fueron pasto de las llamas, entre ellos comercios, sucursales bancarias y el cine Attikon, construido en 1870. Otros edificios y mobiliario público también sufrieron desperfectos.
Ya cerca de la medianoche diversas fuentes informaban de más de un centenar de heridos de diversa consideración, algunos de ellos graves. El número de detenidos, según la Policía, rondaba la cincuentena.
Tensión también en la Cámara
Mientras, en el interior del Parlamento se vivía un tenso debate, con unos prolegómenos marcados por las presiones a los diputados del Pasok y de Nueva Democracia (ND), los dos partidos mayoritarios que sostienen al Gobierno de Lukas Papadimos. Ambas formaciones suman 236 de los 300 escaños, pero se mantenía la incertidumbre acerca del número de parlamentarios que podrían saltarse la disciplina de partido y votar en contra del pacto con la «troika».
La víspera, Papadimos alertó de que la alternativa a este acuerdo era «el caos», palabra de origen griego que puede ser interpretada como «el desorden», pero también como «lo impredecible».
En el hemiciclo, el ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, argumentó que Grecia «ha perdido décadas, ha perdido la oportunidad de organizar una economía competitiva. El país no produce nada, lo importa todo. Eso es lo que daña nuestra independencia nacional. Nadie quiere castigarnos. Quieren transferirnos su modo de pensar y son los que tienen la mayoría y el dinero», asumió.
«¿Cuál puede ser la solución? Solo una. Garantizar no solo la sostenibilidad económica, sino la sostenibilidad completa del país», explicó.
El pacto con la «troika», continuó, permitirá reducir en 100.000 millones de euros la actual deuda del país -más de 360.000 millones de euros-, reducirá los intereses que paga Grecia -actualmente unos 3.500 millones de euros anuales- y permitirá alargar hasta 40 años los plazos de devolución de la deuda.
El ministro de Trabajo, Georgios Koutroumanis, apuntó que el sector público está sobredimensionado. El plan incluye la eliminación de 15.000 empleos dentro del funcionariado, la liberalización del mercado laboral o la reducción del salario mínimo en un 20%, de los 751 a los 600 euros. El objetivo es reducir el gasto en 3.300 millones de euros.
Sobre las pensiones, Koutroumanis aseguró que la propuesta inicial de la «troika» era reducir un 35% la paga complementaria y que negociando han logrado que solo se reduzca un 15%, lo que fue respondido con abucheos y gritos de «mentiroso, mentiroso» desde algunos escaños.
«La gente, en bancarrota»
Desde las bancadas de la oposición, la líder del Partido Comunista, Aleka Papariga, afirmó que el pacto «salvará al país de la suspensión de pagos», pero a cambio «dejará a la gente en bancarrota».
El líder del Pasok, Yorgos Papandreu, instó a los electos a votar a favor de «la única esperanza del país. Es necesario ganar esta lucha, es la hora de la responsabilidad», declaró el ex primer ministro heleno.
Ante las críticas de más de una decena de diputados de su formación, entre ellos el exministro de Asuntos Exteriores Spyros Kouvelis, que denunciaron el rigor draconiano del acuerdo, Papandreu reconoció que se trata de «medidas difíciles» pero ineludibles en este momento.
El presidente de Nueva Democracia (ND), Antonis Samaras, también llamó a los parlamentarios a respaldar el plan acordado con la UE, el FMI y el BCE, que supondrá una inyección de 130.000 millones de euros.
«El voto es determinante y crucial, es uno de los más difíciles de la historia», apuntó desde la tribuna el hombre que lidera las encuestas de intención de voto de cara a los próximos comicios de abril y que tachó de «receta errónea» el primer rescate de mayo de 2010, suscrito cuando su partido no respaldaba al Ejecutivo.
«Pero actualmente la deuda no es viable, hoy en día nuestra permanencia en la zona euro está puesta en duda, estamos amenazados por la quiebra», argumentó Samaras.
Cerca de la medianoche, antes de acabar incluso el recuento, se anunciaba que la Cámara daba su aprobación al acuerdo, ya que los «sí» habían superado la cifra necesaria. En el exterior continuaba aguardando un país que ya está sumido en el caos desde hace meses.
El ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schauble, advirtió de que las promesas de austeridad esgrimidas por el Gobierno griego ya no son suficientes porque muchas de ellas no han sido cumplidas y exhortó a Grecia, a la que tilda de «pozo sin fondo», a que cambie radicalmente de postura. En una entrevista concedida al diario alemán «Welt am Sonntag», Schauble remarcó que depende de Grecia que continúe en la eurozona. «Las promesas de Grecia ya no son suficientes para nosotros. Con un nuevo programa de austeridad, ellos van a tener primero que implementar las partes del paquete antiguo y ahorrar», explicó. Destacó que los sondeos en Alemania concluyen que los ciudadanos están dispuestos a ayudar a Grecia «pero es importante decir que no puede ser un pozo sin fondo. Tienen que cerrar dicho pozo y, entonces, podremos llenarlo». GARA
El primer ministro, Lukas Papadimos, defendió los drásticos ajustes que contiene el acuerdo y manifestó, en relación con los incidentes en las calles, que «la violencia y las destrucciones no tienen lugar en democracia».
En Salónica, segunda ciudad del país después de la capital, tuvo lugar una importante movilización en contra del acuerdo con la «troika». También hubo protestas en Iraklion y Creta, entre otras poblaciones.