Ahora más que nunca, cobra fuerza la idea de ser de derechas o de izquierdas y progresista. Los poderes mediáticos llevan años intentando convencer a la población de que los conceptos de izquierda y derecha eran cosas trasnochadas y que eran lo mismo. El Gobierno del PP legisla el Real Decreto, CIU asegura que le parece bien, la clase empresarial vasca y española también, los tertulianos de radio y TV, abogados y economistas de «super bufettes» lo aplauden... a mí no me engañan. Puede que todos ellos hayan sido nietos de obreros o hijos de obreros, pero ellos no lo son. Un obrero lo único que tiene es un puesto de trabajo y aspira a que sea digno y con derechos.

Los que han aprobado este «Golpe de Estado Laboral» y los que la apoyan no sufren despidos, ni ERES, ni son mileuristas, y si toda esta realidad confluyera en sus circunstancias personales, estoy convencido de que tendrían buenos agarraderos. ¿Qué quieren? ¿Una revuelta social? Lo van a conseguir con tanto apretar siempre a los mismos, y el refranero es muy sabio «El que menos tiene, menos tiene que perder». La clase trabajadora no vamos a permitir perder los derechos laborales que consiguieron nuestros padres y nuestros abuelos, porque de ello depende el futuro de nuestros hijos y de la mayoría de nuestra sociedad.