Xabier Silveira Bertsolari
Disolución
Están tan convencidos de que nos aburriremos nosotros antes que ellos, como de que en cuanto nos aburramos empezaremos a pegarnos entre nosotrosO no lee los periódicos, o lo que lee no lo entiende. Y, si no, el portavoz del partido que menos representación obtuvo en la CAV las últimas elecciones generales, señor Basagoiti, se siente protegido por algo con más peso político incluso que el de la voluntad libremente expresada por el pueblo soberano. Que siendo él un demócrata de los de pedigrí, pienso yo que no será así, aunque en cualquier otro caso estaría convencido de que sí. De que respaldado por un ejercito, una Constitución inamovible y un sistema judicial manejable con el mando de una Wii, un imperialista se siente, como poco, el puto amo.
Pero a diferencia de esa gentuza Basagoiti cree en la libre elección de los representantes de la ciudadanía, pese a, eso sí, confundir el cargo de parlamentario con el de sheriff. Aquí el bacalao lo corta él. Él manda. Igual ejerce de padre del lehendakari y le ordena acostarse en cuanto sale Casimiro que le da por meterse en el papel de mando de los comandos policiales para disturbios; ese que sin porra ni bocacha grita «disuélvanse» antes de decir «disparen a dar».
En este mundo, a quien cría cuervos buena sombra le cobija y, es de dominio público, son multitud los que en la intimidad de unas velas a Basagoiti lo llaman The Raven. Si le salió bien la primera vez ¿por qué cambiar? Antes condena y ahora disolución. Él decide cuando empieza y hasta que él así lo quiera no llegará el final. En una cosa lleva razón, por algo es su canción. Hasta prácticamente anteayer la condición para tener voz y voto en nuestro país fue la condena. Condenar y estaréis libres de pecado, decían. Incluso convencieron a muchos, los cuales, más preocupados en ser aceptados por el resto que en aceptarse a sí mismos, llegaron a abanderar hasta hace nada la condena a la no condena haciéndole los coros a la banda del menda. Sin rencores, compañeros, pero así es como fue. Lo digo por si se nos olvida, no por joder. Y para evitar que vuelva a suceder.
Es que me la huelo. El plan del PP es que nos piquemos y ya han lanzado el anzuelo. Disolución, se llama. Ese va a ser el escudo del inmovilismo en los tiempos venideros.
Están tan convencidos de que nos aburriremos nosotros antes que ellos, como de que en cuanto nos aburramos empezaremos a pegarnos entre nosotros. Exigencias, condiciones, excusas, culpas... No ayudan. Bueno sí, a Basagoiti sí.
No había motivo alguno para prever nada diferente pero nos encontramos en un punto en el que la nula respuesta del Ejecutivo Rajoy a todo el cúmulo de iniciativas para democratizar el conflicto hace que esto se parezca a una persona adulta jugando a pala sola en una playa.
Por lo que puede que el tema radique en la diferencia que hay entre «jugar a» y «jugar con». Los adultos jugamos a, mientras que los críos juegan con. ¿A quiénes les va mejor?
¡Se me iba a olvidar! Tambien Basagoiti juega a. Y no es tan mal jugador como su cara hace que parezca. Nos irá mejor no haciendo lo que quiere que hagamos.