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La Asamblea de la ONU condena a Siria y exige iniciar la transición

La Asamblea General de la ONU aprobó ayer por una amplia mayoría una resolución que condena «las sistemáticas violaciones de los derechos humanos» cometidas por el Gobierno de Siria y pide la implementación del plan de transición propuesto por la Liga Árabe. La resolución recibió el visto bueno de 137 países. Rusia, China y otros diez países votaron en contra.

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GARA | NUEVA YORK

La Asamblea General de la ONU aprobó ayer por amplia mayoría, y pese a la oposición de China y Rusia, una resolución de condena de la represión en Siria, solo unos días después de que Moscú y Beijing vetaran un texto similar en el Consejo de Seguridad. El texto será simbólico, ya que la Asamblea General es un órgano consultivo.

La resolución, adoptada por 137 votos a favor, 12 en contra y 17 abstenciones, exige al Gobierno sirio que ponga fin a sus ataques contra la población civil, apoya los esfuerzos de la Liga Árabe para garantizar una «transición democrática» en Damasco y recomienda designar un enviado especial de la ONU en Siria.

Además de Rusia y China, Cuba, Irán, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Corea del Norte votaron en contra en la Asamblea General, donde no hay derecho a veto.

La presentación del proyecto de resolución, elaborado por Qatar y Arabia Saudí fue apoyada por más de 70 de los 193 países de la Asamblea, incluidos muchos occidentales y árabes que buscaban acentuar el aislamiento sobre el régimen del presidente, Bashar al-Assad.

El Consejo de Seguridad no ha conseguido aprobar una resolución en torno a Siria desde el comienzo de la revuelta en el país, en marzo de 2011. La Asamblea General aprobó el 19 de diciembre, también por una amplia mayoría, un texto previo que denuncia la situación de los derechos humanos en Siria, aunque el aprobado ayer tiene un contenido más político.

Rusia trató de forzar la votación de las enmiendas al proyecto de resolución finalmente apoyado que había propuesto y que sus promotores se negaron a incluir en el borrador. Las enmiendas buscaban calibrar por igual la violencia desplegada por el régimen sirio con la de la rebelión armada y eliminar toda referencia específica a determinados ataques contra los derechos humanos que sí menciona el proyecto de resolución de los países árabes, como «las ejecuciones arbitrarias, el asesinato y la persecución de los manifestantes» y «las detenciones, las desapariciones forzadas, las torturas, la violencia sexual y los malos tratos», en la misma línea que Rusia ya trató de incluir, sin éxito, en la que el Consejo de Seguridad quiso aprobar el pasado día 4. Los promotores de la iniciativa consideraron «inaceptables» esas enmiendas.

Unas horas antes del pleno de la Asamblea General, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, se reunió brevemente en Viena con su homólogo francés, Alain Juppé. Tras el encuentro, aseguró que los franceses, que apoyan la resolución, no tienen nuevas propuestas.

Tras el encuentro, Juppé señaló que es posible un compromiso con Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin a la violencia en Siria a corto plazo y aseguró que el Estado francés está dispuesto a trabajar en una nueva resolución para hacer llegar ayuda humanitaria a los sirios, aunque dejó claro que París no aceptará a largo plazo que se mantenga el actual statu quo político en Siria.

Enviado de Beijing

Mientras los países occidentales y sus aliados árabes se afanaban en lograr una condena contra Siria, continuaban las labores diplomáticas, en el marco de las cuales, China anunció el envío de su viceministro de Exteriores, Zhai Jun, a Siria, donde, entre hoy y mañana, se reunirá con las partes implicadas en el conflicto.

Antes de su partida, Zhai explicó la postura de su país al señalar que «no aprueba el uso de la fuerza para interferir en Siria o la presión para lograr un denominado cambio de régimen», y reiteró el llamamiento de Beijing a que los dos bandos cesen la violencia. GARA 

Combates y represión en Hama, Deraa, Homs e Idleb

Los combates ayer entre las tropas sirias y desertores en las ciudades de Hama y Deraa dejaron al menos diez desertores muertos, mientras el Ejército continuó bombardeando Homs, sitiada desde el día 4 para tratar de sofocar la disidencia, según la oposición. Además de esas diez víctimas, al menos 53 personas murieron en distintos puntos del país por acciones de las fuerzas de seguridad, la mayoría en Idleb, donde perecieron 38 personas. En esa región de Idleb, las fuerzas leales a Al-Assad ejecutaron, según grupos opositores, a quince detenidos en un puente de la autopista Ariha-Jisr al Shougour. En esta misma zona, mataron a cinco familiares de detenidos cuando intentaban recuperar los cadáveres de sus allegados. GARA

rechazo

La oposición siria rechazó la convocatoria de referendo para votar el proyecto de Constitución elaborado por el régimen que encabeza Bashar al-Assad, que considera «ilegítimo», y llamó al boicot mientras perdure la represión.

Al-Qaeda está detrás de los últimos atentados, según EEUU

Los recientes atentados ocurridos en Siria fueron cometidos probablemente por la rama iraquí de Al-Qaeda, que se ha infiltrado entre las fuerzas de la oposición a Bashar al-Assad, afirmó ayer el jefe de Inteligencia de EEUU, James Clapper.

Los atentados de Damasco del 23 de diciembre y 6 de enero y el doble ataque con coches bomba el 10 de febrero contra la sede de la Inteligencia Militar y el cuartel general de las fuerzas de seguridad «tienen la característica de los ataques de Al-Qaeda», señaló el responsable de la Dirección Nacional de Inteligencia (DIA). «Creemos que Al-Qaeda de Irak está ampliando su acción en Siria», dijo.

Al-Qaeda, que expresó su apoyo a la revuelta, han tenido éxito al «infiltrarse en los grupos de oposición», que «en muchos casos no son conscientes de su presencia», indicó. A su juicio, el problema es que los grupos que tomaron las armas están fragmentados.

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