La Hacienda foral alavesa cifró ayer en 96,3 millones de euros el fraude fiscal detectado el pasado año, 15 millones más que en 2010, de los que 65,4 corresponden a impuestos directos y 30,8 a impuestos indirectos.

Fuentes de la Hacienda alavesa precisaron que parte de esos 96,3 millones ya se ha recuperado y que el resto se ingresará en las arcas forales mediante pagos fraccionados que se han acordado con los defraudadores.

A los infractores se les aplican multas por el dinero defraudado que van desde el 50 al 150% para los casos más graves, aunque si hay conformidad el recargo queda en el 30%.

Esa cantidad ha aflorado a través de dos vías de actuación: la gestión tributaria, es decir el análisis de todas las declaraciones presentadas por los contribuyentes, y, por otro lado, el servicio de inspección de tributos.

Los inspectores actuaron contra la emisión de facturas falsas, con controles en materia de fiscalidad internacional y actuaciones para asegurar la correcta repercusión del IVA en las facturas, sobre todo cuando los destinatarios son directamente los particulares, además de efectuar comprobaciones informáticas en las empresas.