«La invención de Hugo» tiene once nominaciones a los Óscar
A pesar de que en los Globos de Oro «La invención de Hugo» se hizo únicamente con el premio al Mejor Director para Martin Scorsese, en los Óscar ha sorprendido como la película más nominada, incluidas las categorías principales de Mejor Película, de Mejor Director y de Mejor Guión Adaptado. Puede ser favorita, al necesitar de un empujón en la taquilla de los EE.UU.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
«La invención de Hugo» es la película más cara que Martin Scorse ha rodado a lo largo de su carrera, con un presupuesto muy superior al de «El aviador», que era de 110 millones de dólares. Se calcula que solo en su producción se han invertido 170 millones que, añadidos a los costes publicitarios, superan la barrera de los 200. En la taquilla de los Estados Unidos solo ha recaudado una aproximada cuarta parte del dinero invertido, con unos insuficientes 56.6 millones de dólares. Todo esto, por extraño que parezca, aumenta sus posibilidades de éxito en los Oscar. Varias estatuillas, y alguna de ellas importantes, ayudarían a reflotar su vida comercial.
Martin Scorsese no necesita personalmente del Óscar, al menos tanto como la propia película. De salir triunfadora en la ceremonia de la madrugada del domingo al lunes, sería el premio al equipo de Scorsese, valedor de su cine en los últimos años. Está nominado su guionista John Logan, del que viene dependiendo para tocar otros géneros ajenos a ese cine de gángsters que le dio prestigio en el pasado. También lo está su montadora Thelma Schoonmaker, imprescindible en el acabado narrativo de su obra reciente. Lo mismo que el director de fotografía Robert Richardson, el compositor musical Howard Shore, el director artístico Dante Ferreti o la diseñadora de vestuario Sandy Powell. Todos ellos optan a premio y no conviene descartar a ninguno.
Es curioso observar que las nominaciones corresponden al equipo técnico, habiendo quedado fuera las distintas categorías interpretativas. Esto da una idea de que para los académicos, al igual que para la mayoría de la crítica, en «La invención de Hugo» predomina el aspecto técnico sobre el humano.
La explicación reside en que Scorsese ha visto en el cuento original de Brian Selznick la oportunidad de homenajear al origen del cine como invento que abría las puertas de una nueva era tecnológica, dejando un tanto de lado el elemento emotivo que todo relato infantil ha de poseer.
Se le puede perdonar al maestro que la vena cinéfila le haya podido más, pues no en vano se trata de su primera experiencia en el cine familiar o para todos los públicos. De ahí que, por idéntica razón, su modo de plantearse el 3D dependa de esa perspectiva que le lleva a remontarse a los primeros experimentos de los hermanos Lumière con el cine en relieve. Pero no son ellos a quienes rinde directamente tributo dentro del argumento, sino a Georges Méliès, que es interpretado por Ben Kingsley. Paradójicamente, Scorsese ha hecho un viaje inverso al de «The Artist», al resucitar a los pioneros del cine en el París de los años 30, recreado de forma prodigiosa y mágica, en relación con el sentido primitivo que tuvo el espectáculo que nació en las barracas de feria. Independientemente de la dirección toma, ambos títulos han coincidido en la misma edición de los Óscar con su vuelta a los inicios del cinematógrafo a la búsqueda de la huella que ha dejado. En «La invención de Hugo», la odisea a través del tiempo toma la forma obsesiva del oficio del relojero, en cuanto símbolo de la perfección que requiere ajustar una maquinaria destinada a perdurar.
El niño protagonista representa la inocencia del sueño proyectado sobre una sábana blanca, por lo que Scorsese se traslada a su propia niñez a fin de reinventarse como cineasta capaz de aprender nuevas técnicas, como si acabara de empezar y diera sus primeros pasos, que ya no pueden ser inseguros.
Título original: «Hugo».
Dirección: Martin Scorsese.
Guión: John Logan, sobre el cuento de Brian Selznick.
Producción: Martin Scorsese, Johnny Depp, Graham King y Tim Headington.
Intérpretes: Asa Butterfield, Chlöe Grace Moretz, Ben Kingsley, Sacha Baron Cohen, Ray Winstone, Emily Mortimer, Christopher Lee, Jude Law, Richard Griffiths, Helen McCrory, Frances de la Tour, Martin Scorsese.
Fotografía: Robert Richardson.
Música: Howard Shore.
País: EE.UU., 2011.
Duración: 126 minutos.
Para los cineastas es muy importante que haya actores infantiles de reconocido talento, porque así se evitan las interminables e infructuosas sesiones de casting con niños. Uno de lo más fiables es el inglés Asa Butterfield, que en apenas cinco años se ha hecho con una prometedora carrera. Aunque ya ha cumplido los 14, su imagen no ha cambiado tanto como para pasar a la fase adolescente. Este año rodará «El juego de Ender», adaptación de la novela de ciencia-ficción de Orson Scott Card que le convertirá en niño del espacio, de nuevo junto a Ben Kingsley como en «La invención de Hugo».
El pequeño Asa ya destacó interpretativamente antes de cumplir los diez, haciendo alguna aparición en la televisión inglesa. Al llegar a esa edad debutó en el cine con un corto papel en la originalísima realización de Garth Jennings «Son of Rambow», una parodia de las películas de acción violenta de Sylvester Stallone protagonizada por escolares. Esa fugaz aparición en una película tan llamativa fue suficiente para que se fijasen en él.
Al año siguiente ya sería el protagonista de «El niño del pijama de rayas», contribuyendo al éxito de la versión cinematográfica de la conocida novela de John Boyne. Su popularidad empezó a crecer en paralelo, al formar parte de la serie televisiva «Merlin», sin desmerecer en medio de un reparto adulto con gente tan experimentada como John Hurt. Su seguridad ante las cámaras convenció a Emma Thompson, por lo que le llamó para incorporarse al plantel estelar de «La niñera mágica y el Big Bang», continuación de las aventuras de Nanny McPhee. Después de su definitiva consagración gracias a Martin Scorsese es seguro que hay Asa Butterfield para rato. M. I.