Maïwenn Le Besco, también conocida artísticamente como Maïwenn, está llevando a cabo un trayectoria muy coherente como cineasta total que produce, escribe, dirige y actúa. Con ella trata de dejar atrás su pasado de actriz infantil explotada por sus padres, evitando así convertirse en otro juguete roto del mundo del espectáculo. Su primer largometraje, realizado en 2006 con tan solo 30 años, era de corte autobiográfico y se centraba en el enfrentamiento paternofilial, con el título de «Pardonnez-moi». El segundo estaba dedicado en el 2009 a su primer oficio, y por eso se llama «El baile de las actrices». Colaboraron muchas de sus colegas del cine francés, incluida Charlotte Rampling, y todas se prestaron a cantar números de musical compuestos para la ocasión por Gabriel Yared.

Pero el más polémico de sus tres largometrajes es «Polisse» y la controversia comenzó cuando recibió el premio del Jurado en Cannes, concedido con división de opiniones. Un éxito al que hay que añadir las trece nominaciones a los premios César.

Las objeciones que se le ponen son similares a las que en su día soportó Bertrand Tavernier por «Ley 627», dado que estas aproximaciones al funcionamiento interno de los cuerpos policiales corren el riesgo de acabar pareciéndose a la propaganda oficial. En el caso de «Polisse», el posicionamiento es todavía si cabe más cercano a la identificación, toda vez que la unidad policial observada se dedica a la protección de menores.

Hasta cierto punto se justifica que los agentes no se impliquen más en los asuntos personales de los menores, con el objeto de mantener un distanciamiento emocional que no les perjudique profesional y psicológicamente. Por cuanto la relación entre la Policía y los detenidos se limita a los interrogatorios, sin interesarles la suerte que corren después. Maïwenn toma partido reservándose el papel de fotógrafa que colabora con dicha brigada durante su trabajo, y que incluso llega a implicarse sentimentalmente con uno de sus miembros.