En Alemania rindieron ayer homenaje de desagravio a las diez víctimas mortales de la célula neonazi NSU, donde la canciller, Angela Merkel, pidió perdón por la cadena de crímenes cometidos por la célula neonazi «Clandestinidad Nacionalsocialista» (NSU) entre 2000 y 2007 sin que la Policía sospechara de su existencia.

Angela Merkel pidió perdón expresamente por las sospechas despertadas por los investigadores que acusaron a las víctimas de ser miembros de mafias criminales.

«Haremos todo lo posible por esclarecer completamente los asesinatos y que los culpables reciban su justo castigo», dijo Merkel, quien subrayó que los crímenes de la célula «fueron un atentado contra nuestro país. Son una vergüenza para nuestro país».

El acto, en el Konzerthaus de la capital alemana, comenzó al encender 12 velas blancas, diez para las víctimas de la célula neonazi, la undécima en nombre de todas las víctimas de crímenes racistas y la duodécima simbolizando la esperanza de un futuro mejor. Contó con la presencia de familiares de las víctimas, los más altos representantes de todos los órganos constitucionales del país, los miembros del Parlamento turco y de organizaciones sociales que luchan contra la xenofobia y el extremismo de derechas. Tras la intervención de la canciller, intervinieron varios familiares de las víctimas, así como el padre de uno de los fallecidos, Ismail Yozgat -de origen turco-, quien contó cómo su hijo falleció en sus brazos al ser tiroteado en el «cibercafé» que gestionaba. Las jóvenes Semiya Simsek y Gamze Kubasik explicaron la conmoción que sufieron sus familias al ver cómo sus padres eran acusados de ser criminales. «Durante 11 años no hemos podido ser víctimas con la conciencia tranquila», dijo Semiya Simsek hija de un florista turco.

El acto también homenajeó a las dos personas que resultaron gravemente heridas en sendos atentados cometidos por la célula de la NSU y a todas las víctimas de la violencia de extrema derecha en Alemania.