Mikel INSAUSTI

En su día ya me posicioné abiertamente en contra de la película de Bertrand Tavernier “Ley 627”, por lo que mantengo la misma actitud beligerante frente a “Polisse”, que incide en un similar planteamiento de falso documental pero de forma todavía más desvergonzada. Bajo la apariencia de un supuesto verismo, no hay otra cosa que un reportaje policial que podría estar perfectamente patrocinado por el Ministerio de Interior francés. Un canto a la heroicidad de los agentes que componen la Brigada de Protección del Menor, para el que no se duda en explotar como materia de chantaje emocional a la infancia indefensa. Los hombres y mujeres de la unidad policial en cuestión persiguen sobretodo a pedófilos, labor que es utilizada desde el punto de vista populista de la persecución a los delitos relacionados con los abusos sexuales a menores. Así se justifica la brutalidad policial en los interrogatorios, con el maniqueo pretexto moral de que el detenido se merece dicho mal trato por ser un adulto de conducta desviada.

Jamás osaría comparar al maestro Tavernier con la antigua estrella infantil reconvertida en cineasta bajo el nombre de guerra de Maïwenn, la cual ha sabido vender a los medios francófonos su historia de niña explotada artísticamente por sus padres, para ahora tomar partido en la defensa de un tipo de guardianes del orden necesarios, dentro de la permisiva sociedad globalizada. No se anda por las ramas y se identifica públicamente con la figura de la fotógrafa que se enamora del agente interpretado por Joey Starr, a la vez que intenta mejorar con su trabajo la imagen del departamento policial al que pertenece el más duro de sus miembros. Es alguien que se salta las normas, porque no puede mantener el control ante los casos que les llegan a comisaría y le resulta imposible no tomarse la justicia por su mano. De no hacerlo corre el peligro de acabar como los compañeros heridos en acto de servicio, o la que se tira por la ventana cuando ya no aguanta más la presión.