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Guantes, escoltas y lupa para el montaje de una exposición

Cajas de madera, espuma, minuciosidad y paciencia son los ingredientes necesarios para montar una exposición en cualquier museo. Pasos nunca realizados en público que ahora ven la luz.
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M. LARRINAGA | DONOSTIA

Lejos de los focos, el silencio y las miradas curiosas de los visitantes de tantos y tantos museos, las exposiciones son algo más que colgar o colocar obras de arte. Una minuciosidad casi sobrehumana rige el proceso de diseño, desembalaje, montaje e inauguración. Pese a su importancia, es una labor que, lejos de tener el reconocimiento merecido, siempre se realiza «a escondidas».

El museo San Telmo de Donostia inaugurará el próximo viernes la exposición «Figuras de la exclusión», una colección de obras provenientes del Museo Nacional de Valladolid. Pero para ir abriendo bocas y mostrar los entresijos del funcionamiento de un museo y el montaje de una exposición, el desembalaje de las obras se hizo ayer en presencia de varios medios de comunicación.

Durante este proceso tan «peliagudo» estuvo presente Manuel Arias, subdirector del Museo Nacional de Valladolid y figura-correo en esta muestra. Es decir, él es el responsable de las piezas que se mueven, el que las acompaña desde su lugar de origen y está presente en el momento del embalaje y asiste al desembalaje.

En total, se han traído treinta y cuatro piezas que han estado guardadas en los almacenes del museo donostiarra «aclimatándose» a su nuevo escenario y esperando el momento de ver la luz. Entre ellas se podrán ver piezas de cera policromada, pinturas, madera policromada...

El teatrino

Una de las obras que abrieron ayer es una de las «más singulares» de la colección, explicó Arias. «El título de la obra es `Un taller de Nazaret', de autor anónimo, y es una obra de cera policromada, delicadísima», concretó el subdirector del museo vallisoletano. Data del siglo XVII y es un teatrino, un conjunto de esculturas que representan una escena. Pero, debido a la debilidad de las piezas, no se han conservado demasiados conjuntos. «Es una rareza dentro del campo de la escultura», explicó.

En la obra se observa una escena de cacería, «como si un noble se encontrara con la escena del taller de Nazaret en un bosque. Lo curioso es que cada una de esas figuras está hecha de cera modelada y después policromada. Está llena de pequeños detalles, como cada una de las uvas de la parra, los elementos naturales... Es un prodigio», señaló.

Las obras viajan bajo unas medidas muy estrictas de seguridad. «Las cajas tienen que tener unas condiciones adecuadas para que las piezas eviten las vibraciones y surjan desprendimientos o roturas...», dijo Arias. Naturalmente para el traslado de las piezas es necesaria una póliza de seguro, además, en este caso, debido al coste de la póliza, las obras viajaron con una escolta policial desde Valladolid hasta Donostia.

Como último paso previo a la colocación final de cada obra de arte, cada pieza es desembalada y revisada tanto por el correo como por la restauradora de San Telmo para cerciorarse de que todo está en buen estado tras el traslado.

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