Cada vez menos para los que menos tienen
La plataforma por la defensa del derecho a la Renta Básica de Nafarroa y Elkartzen han hecho públicas sus críticas sobre la reducción de ayudas básicas y la concentración cada día más aguda de la riqueza, sobre la dualización de la sociedad y el grave aumento de la exclusión que provoca. Los navarros tenían derecho a la Renta Básica, disponían de un colchón para cuando las circunstancias personales empeoraran. Con la nueva Renta de Inclusión Social, los requisitos se endurecen, se destinan 9 millones de euros menos y se multiplican las personas que quedan excluidas. Una tendencia cada vez más extendida en este país donde el 10% de la población posee el 60% de la riqueza.
Amén de su origen multifactorial, la pobreza y la exclusión no son condiciones aisladas, forman parte de un todo que, tarde o temprano, puede afectar a cualquiera. Aunque haya existido desde tiempos inmemorables, erradicarla -y no, como dicen, controlarla- debe ser una aspiración prioritaria de este tiempo. Dirán que toda la culpa la tiene la crisis mundial, que los gobiernos hacen lo que pueden y les corresponde, que hay avances, y que sí hay pobres, pero no en escenarios extremos. Ese discurso no se sostiene. Si no se hace algo distinto, nadie podrá evitar que la bomba de tiempo explote en manos de la mayoría -cada vez más minoritaria- no pobre, que cree vivir... en la felicidad.