Raimundo Fitero
Cables sueltos
Como la realidad es una distorsión de la lógica y la política un juego de trileros con cargo de banqueros, la mirada a la periferia del centro equidistante de la consagración del equilibrio nos dispone a aceptar los errores de fábrica, como la suerte del individualismo socializado. ¿Molesto? Usted perdone. Pues resulta que aquella noticia científica que tantas veces nos juraron que se había comprobado con la secuenciación fáctica y reiterada del proceso en la que nos aseguraban que había alguien que circulaba a más velocidad que la luz, los neutrinos, se ha convertido en una tema para una nuevo historia de Mortadelo y Filemón, porque todo ha sido fruto de un cable suelto. Sí, un cable que no estaba enchufado en su lugar apropiado y que variaba los resultados del invento más avanzado de la ciencia contemporánea y la tecnología más puntera. Un mal chiste.
Por lo tanto, a partir de ahí, los noticiarios televisivos deberían ser una versión cafre de «Impacto total» o «Vídeos de primera», ya que se nos ofrecen situaciones que deben estar sucediendo, pero que solamente puede producirse en la cabeza de seres muy afectados por la presión atmosférica descongelada. La entrevista que Susana Griso le hizo a José María Ruiz Mateos, fue una de esas piezas de colección. No se puede clarificar como un diálogo de besugos, sino como la oportunidad dada a un delincuente reincidente para hacer un poco de espectáculo televisivo que no le servirá para nada en sus causas judiciales, pero que le supone un crecimiento del ego.
O esas imágenes del denominado hombre-pájaro que, con su vestuario peculiar muy patrocinado y sus cámaras, nos proporciona imágenes de montes, valles, urbanizaciones y conglomerados urbanos y que su última aparición estelar es dándose un castañazo contra un monte que le dejó con las piernas partidas, pero con su cámara encendida. Vidas ligadas a una cámara, que buscan la trascendencia en sus obras retransmitidas, miembros del corredor de la tele donde se pueden provocar las situaciones más incomprensibles para seguir en antena, su único objetivo y fin de todo cuanto hacen. Todos deben tener los cables sueltos.