(Traducción: GARA)

Mario Draghi es un político inteligente. Si se puede llamar «político» al presidente del Banco Central Europeo, porque se comporta de forma muy diferente a la de la definición clásica del banco central como organismo de control de divisas. Draghi no se está concentrando en la inflación, como la definición requiere, sino en salvar al euro -un trabajo de los políticos-. (...)

A su favor, las políticas de Draghi parecen estar ayudando al euro. (...) Sin embargo, estos éxitos no deben distraer la atención de los inmensos riesgos de sus políticas. (...) Draghi debe tratar de impedir una nueva burbuja financiera a toda costa. Pero, como demuestra la experiencia, eso es difícil. (...)

Se convertirá en una tarea muy difícil si el montón de dinero del BCE se pasea por la economía a través de bancos comerciales en forma de préstamos a las empresas y a través de otros medios. Esto podría crear el peligro de un boom artificial que conduciría a la subida de los precios -y, más adelante, a paralizar la economía y devaluar las cuentas de ahorro. (...) Pero el BCE puede extraer el dinero del mercado de nuevo, aunque no sea un proceso sencillo. Mario Draghi, que quiere ser un político más que un banquero normal del banco central, está en un camino peligroso.