«El escritor profesional está en peligro, no sé si de perecer, pero sí de mutación»
Escritor
«Ostras para Dimitri» (Ediciones B) cierra la «Trilogía del exceso» que el escritor Juan Bas (Bilbo, 1959) inició con «Alacranes en su tinta» y prolongó con «Voracidad». En esta nueva y última entrega de las andanzas de Pacho Murga, topamos con una cóctel de situaciones y personajes cuyo itinerario vital nace en las entrañas de la Nafarroa rural y culmina en la catarsis del Moscú actual. El propio Juan Bas nos adentra en esta ruta incierta y explosiva.
Koldo LANDALUZE | BILBO
Apegado al laberinto de las Siete Calles que coquetean con Barrenkale, el bilbaíno Juan Bas ha creado una variada geografía literaria que tuvo su origen desde el mismo instante en que quiso dedicarse al oficio de escritor y -como guionista en aquella referencial Radio 3 de los años 80- creó una enloquecida radionovela titulada «Los casos de La Ribera», en la que se narraban las peripecias de un detective marginal y fumador de hachís que merodeaba el Casco Viejo de Bilbo.
Más tarde ejerció de guionista en cómics tan prestigiosos como «Víbora», «Totem» y «Cimoc» y escribió relatos no eróticos para «Playboy» y «Penthouse». Ha participado en la realización de guiones para teleseries tan exitosas como «Farmacia de guardia», «Turno de oficio» y «Páginas ocultas de la Historia» y en su bibliografía encontramos obras como la prolongación en negro sobre blanco de la serie de documentales de ficción «Páginas ocultas de la Historia» que co-escribió junto a Fernando Marías, «La taberna de los 3 monos», «El oro de los carlistas» y la «Trilogía del exceso» compuesta por «Alacranes en su tinta», «Voracidad» y su última propuesta literaria -«Ostras para Dimitri»- en la que volvemos a toparnos con el personaje Pacho Murga, un señorito bilbaíno pijo y amoral que, mientras cumple condena en la prisión de Salto del Negro, conocerá a Dimitri Urroz, un personaje ambiguo y explosivo, mezcla de ruso y navarro. Este se convertirá en su protector y le complicará la vida en una aventura itinerante con escalas en un surrealista marco rural del norte de Nafarroa y el Moscú más excesivo.
«Ostras para Dimitri» supone la última entrega de la «Trilogía del Exceso». Ha afirmado que supone, además, su despedida de Pacho Murga. ¿Con qué Pacho Murga topamos en esta su última singladura?
Sí, es la tercera novela con este mismo personaje y tono, después de «Alacranes en su tinta» y «Voracidad». Cierra esa «Trilogía del exceso», pero las tres son novelas independientes, que pueden leerse por separado. Creo que a quienes gustó sobre todo «Alacranes en su tinta», gustará «Ostras para Dimitri». Llevo una década con el personaje y su primera persona narrativa, llena de humor, opiniones e impertinencias. No es que esté cansado del personaje, pero con esta novela cierro un ciclo narrativo personal. No sé si me despido del todo de Pacho Murga, pero desde luego lo voy a dejar descansar. En esta novela, el lector se encontrará con un Pacho Murga aún más desclasado y muy escéptico con la sociedad, la condición humana e incluso consigo mismo.
¿Cuándo un autor sabe o al menos intuye que su relación con su personaje ha terminado? ¿En su caso ha resultado difícil tomar esta decisión?
Cuando el personaje tiene ya una vida muy propia, manda demasiado sobre el escritor y tienes que estar al servicio de su personalidad si quieres ser coherente con el mismo. Me dio cierta melancolía darle un destino en el epílogo, retirarlo un tanto de la circulación y las reflexiones que hace él mismo a este respecto.
Pacho Murga es un personaje singular y en un exceso de atrevimiento podríamos tildarlo como una especie de variante divertida y en clave bilbotarra del Tom Ripley highsmithiano ¿Cómo nació este personaje?
Yo diría que es un superviviente nato y amoral, un pícaro moderno, pero al fin y al cabo se le puede alinear con los pícaros de la literatura del Siglo de Oro. A diferencia del Lazarillo, el Buscón o Guzmán de Alfarache, no viene de baja cuna. Para él, por ello, más dura ha sido la caída. El personaje nació como protagonista de un cuento humorístico policiaco, «Pánico en el Transcantábrico», que formaba parte del volumen «La taberna de los 3 monos», que publicó Destino en 2000.
En esta oportunidad, su vida se cruza con otro personaje no menos peculiar, un navarro de reminiscencias rusas llamado Dimitri Urroz. Esa combinación de personajes y personalidades tan extremas resulta una mezcla muy explosiva.
Dimitri Urroz, el auténtico motor de la historia, de una trama que se va descubriendo poco a poco. Efectivamente es un personaje explosivo, multifacético y muy atrayente. Una mezcla de hombre de negocios y mafioso, muy determinado por sus dos contrapuestos orígenes: Moscú y el norte de Navarra, Malderreka, al lado de el Baztán, los dos escenarios principales de la novela. Como escritor, ha sido un personaje que me ha gustado mucho forjar.
La Nafarroa rural y la trastienda delictiva de Moscú es la ruta seguida por Pacho y Dimitri ¿Ha pretendido ser muy «canalla» con sus personajes? ¿Qué Moscú encuentra el lector?
A Pacho lo he maltratado mucho en esta novela. Le hago muchas putadas. Primero, en la cárcel de Salto del Negro, donde conoce a Dimitri; después en esa Navarra que creo divertirá al lector con toques surrealistas llenos de humor, y después en un Moscú muy kitsch, muy excesivo, lleno de contrastes y elementos bastante alucinantes. Moscú me impactó. Es una ingente ciudad que solo se parece a sí misma. Me pareció un escenario muy adecuado para la parte final de la historia. Y para el comienzo: Pacho mendigando, no se sabe por qué, en la desaforada calle Novi Arbat. Una especie de Las Vegas todavía más hortera.
A lo largo de la trama aflora la ironía y el humor aderezado con el género negro ¿Ha resultado difícil lograr un equilibrio?
Siempre es difícil tripular el exceso sin que se te vaya de las manos, sin que se convierta en un gran guiñol. «Ostras para Dimitri» es una mezcla, que he procurado que resulte equilibrada, de novela negra, novela picaresca y esperpento satírico. Con un humor ácido y negro que no sea un pegote, que esté íntimamente ligado al ritmo y la esencia de la novela, y que además no rebaje la carga dramática de la trama final. Incluso lo mezclo con unas pinceladas de horror, necesarias al tema de la novela, la culpa y su imposible exoneración. Como bien dice Guillermo Saccomanno, el humor y el horror son hermanos incestuosos.
Ha cultivado géneros tan dispares como el histórico, la novela negra o la literatura infantil. ¿En su ideario creativo reivindica la figura del artesano?
Reivindico el servir lo mejor que sepas y seas capaz las demandas de la historia que quieres contar y el pequeño universo que pretendes crear o recrear. Sí tiene mucho de artesanía, de oficio de paciente de largo hacer. Reescribo y corrijo mucho mis novelas antes de darlas por terminadas. Y procuro narrativamente tener siempre la humildad que me enseñó mi oficio de guionista.
¿Sigue la estela de autores que -en campos como el cinematográfico y, en concreto, Enrique Urbizu- afirman con orgullo su calidad de artesanos? Y ya que cito a Urbizu: ¿Le ve como un director que podría aproximarse a su imaginario?
Enrique, a quien conozco desde chavales, al igual que a los hermanos Luis y Fernando Marías, es muy bueno. Me alegro mucho de su gran éxito con la excelente «No habrá paz para los malvados». En su día le ofrecieron dirigir el guión, escrito por mí, de «Alacranes en su tinta», pero no le iba el tono o la historia. Puede que «Ostras para Dimitri», cuya parte de Moscú puede ser una historia en sí misma y es muy llevable al cine, le vaya más.
La escenografía de aquel gris Bilbao de los 80 lo podemos asociar a una escenografía perfecta para el género negro. ¿Cómo ve el Bilbao actual?
Una ciudad bonita, europea, de tamaño medio, muy reluciente y con buena calidad de vida. Un buen marco quizá especialmente para la comedia, o el melodrama. Pero la literatura puede y debe reinventar cualquier escenario. De ese modo, cualquier género podría caber en Bilbao.
En los inicios de la novela negra norteamericana siempre se atisbó una clara denuncia hacia la política. ¿Pervive ese espíritu de denuncia en la novela negra actual?
Desde luego. A diferencia de la policiaca, cuya enjundia es resolver el crimen, a la novela negra le importa tanto o más que el crimen situar la historia dando un retrato descarnado y crítico de la sociedad en que sucede y de los hilos ocultos que la manejan.
En tiempos de crisis, ¿qué margen le queda a la novela negra y, en general, a la literatura?
La novela negra goza de una salud y un éxito sin precedentes. El tiempo de esta vergonzosa crisis financiera, que ha devenido en crisis económica que se carga sobre la espalda de la ciudadanía, es un fondo idóneo para la novela negra. Los tiempos de crisis suelen coincidir con buenos libros. En cuanto a la literatura en general, sin duda pervivirá, de un modo o de otro. La gente siempre quiere disfrutar con historias, desde el contador de cuentos orales a la luz de la hoguera, antes de la civilización, a los soportes de comunicación que aún no podemos ni imaginar. Pero también creo que el ser escritor profesional, tal y como se ha entendido hasta ahora, está en peligro, no sé si de desaparecer, pero sí de mutación. El pirateo de libros electrónicos es uno de los problemas. Las editoriales tienen mucha culpa de este problema, por una oferta insuficiente y equivocada, de precios altos. Pero la falta de ética de mucha gente, que hurta porque puede hacerlo impunemente, también.
La afición que Juan Bas siente por el género negro no sólo se traduce en la serie de coqueteos literarios en los que se ha involucrado. Esta pasión por adentrarse en la trastienda criminal de una sociedad marcada por la crisis y el desencanto le ha llevado a ser todo un habitual en la Semana Negra de Gijón. Mientras comenta sus afinidades hacia este género, no puede evitar un gesto de ironía en cuanto se le pide su opinión acerca del fenómeno literario que llegó de la fría Suecia. «He leído algo de Mankel -afirma-. Poco en general. He de confesar que no me he sentido muy atraído como lector, no sé muy bien por qué. Pero a mucha gente le gusta mucho, así que bien. Aunque también es verdad que a mucha gente le gustó un libro tan rudimentario como `El código da Vinci'».
Para finalizar, resulta casi obligado que el autor nos revele sus preferencias literarias y cinematográficas y gracias a ellas podamos crear una pequeña guía mediante la cual podamos desenvolvernos en las entrañas de este género tan fértil como apasionante.
Películas: «El Padrino» (las tres), de Francis Ford Coppola; «Scarface», de Howard Hawks; «Bonnie & Clyde», de Arthur Penn; «Casino», de Martin Scorsese; «La jungla de asfalto», de John Huston; «Círculo rojo», de Jean-Pierre Melville...
Novelas: «El largo adiós», de Raymond Chandler; «América», de James Ellroy; «El halcón maltés», de Dashiell Hammett; «1280 almas», de Jim Thompson; «Escupiré sobre vuestra tumba», de Boris Vian; «Luna roja», de Mempo Giardinelli... K.L.