GARA > Idatzia > Kultura

Carlos GIL Analista cultural

Somos

Somos lo que amamos. Somos lo que odiamos. Somos lo que somos. Nos revolvemos en un universo formado por caricias sopladas a pulmón, cuentos olvidados, olores inventados y canciones esculpidas en nuestra cámara de seguridad de las emociones primarias. Candidatos al Nobel de la paciencia, ordenanzas de la virtud o sufragistas de la última copa que amanecemos a veces el día anterior. Las legañas nos proporcionan el plano del tesoro perdido por la noche. Vete y no vuelvas la cabeza. Las llaves están bajo el felpudo. Esa música contiene tu código genético en forma de corcheas.

Un recuerdo coagulado interrumpe el fluir de la cadena de montaje de las explicaciones. Nadie ha visto nunca al duende dormir mientras suena el arroyo y las ramas del eucalipto se avergüenzan en la fiesta disfrazándose de mariposas. La sinceridad es una orquídea marchita que se esconde para poder atravesar los pasillos del laberinto administrativo. Miento, luego existo. ¿Mienten los recuerdos? ¿Quién certifica la autenticidad de la memoria? ¿Existieron alguna vez cinco mil poetas realistas?

El arte es la mentira verdadera. La verdad absoluta es una jota bailando una jota con una ese líquida al son de un seis y un cuatro que palmean un abecedario. La realidad es una secuencia de la ilusión. Cámara, acción, y el caballo atraviesa el cuadro levantando una polvareda. Piensa, ¿qué te conmueve más, el horizonte o tu añoranza de la libertad soñada? La infancia vuelve como una pesadilla. La juventud esconde una duda, ¿me quería? Oye esa voz pastosa que pide otra ronda de amor. Vas y vuelves. Jinetes de carreteras secundarias buscando una oportunidad. Somos.