ETA ha emitido un comunicado con un destinatario particular: el Gobierno francés. En él, la organización vasca reitera su petición de abrir un diálogo directo para, en los mismos términos expresados por la Declaración de Aiete, tratar exclusivamente de «las consecuencias del conflicto». Este llamamiento se produce en una coyuntura histórica sin precedentes, con el cese definitivo de la actividad armada de ETA, verificado internacionalmente y que goza de una mayoritaria credibilidad social. Tiene ante sí, por tanto, la posibilidad de sellar ese final de forma ordenada, contando con el aplauso de la ciudadanía de los territorios vascos que administra París y con un estado de ánimo general que considera que las posibilidades del presente son infinitamente mejores que las amarguras del pasado, que la reconciliación debe pesar más que los hábitos de odio y represión. El Gobierno francés debe dar la bienvenida a esta petición, aprovechar la oportunidad y actuar con generosidad y amplitud de miras.

La cuestión vasca no puede presentarse como un asunto que concierne à l'Espagne, no asumiendo las responsabilidades propias y sin atender a la creciente exigencia de los ciudadanos de Ipar Euskal Herria de afrontar las soluciones del presente y los retos del futuro mediante el diálogo, la no violencia y la plena democracia. La República francesa, como han demostrado las declaraciones de su presidente Sarkozy cuando afirmó que era «deseable» el acercamiento de presos o con la iniciativa aprobada en la Asamblea Nacional a iniciativa de su propio partido, no solo tiene margen de maniobra suficiente, sino que tiene en sus manos contribuir decisivamente a una era sin conflicto.

Reunirse y abordar con los actores y representantes políticos de Ipar Euskal Herria el debate secular sobre el reconocimiento de este país y el derecho de los vascos a disponer de su futuro ayudaría al nunca fácil logro de una paz duradera. Y atender positivamente a la petición de ETA lo facilitaría todo también. Au travail!