El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, tildó de «inexplicable el comportamiento del Gobierno británico» en la operación de rescate de dos rehenes, uno italiano y otro británico, en Nigeria. Ambos, trabajadores de la empresa de construcción italiana Stabilini Visioni, fueron secuestrados el 12 de mayo en la localidad de Birnin Kebbi. «Es necesaria una aclaración en el plano político y diplomático», remarcó. El jefe del Ejecutivo, Mario Monti, reunió ayer al comité de seguridad para informar de lo ocurrido a los ministros de Defensa, Justicia e Interior así como a los servicios de inteligencia. El jueves por la noche llamó al presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, para pedirle «lo más rápido posible una reconstitución detallada de las circunstancias que condujeron a la muerte de los rehenes Franco Lamolinara y Christopher McManus».

En medio de la polémica, un portavoz del primer ministro británico, David Cameron, reconoció que Londres «contactó con los italianos cuando la operación ya estaba en marcha, pero era una situación que estaba evolucionando con mucha rapidez». «Nuestra prioridad era responder a la situación sobre el terreno y hacer todo lo posible para intentar conseguir la liberación sanos y salvos de los rehenes», subrayó.

Cameron admitió que él mismo dio la autorización para que se procediera al rescate, en el que participaron una veintena de efectivos británicos, porque había una «oportunidad» para ello y motivos para creer que «sus vidas estaban en un creciente e inminente peligro». Para rebajar la tensión, los ministros de Exteriores británico, William Hague, e italiano, Giulio Terzi, pactaron compartir de modo urgente toda la información sobre el intento de rescate.