The Guardian | Editorial 2012/3/9
Israel e Irán: tirando de la correa
(Traducción: GARA)
Casi un año ha pasado desde que el exjefe de Inteligencia de Israel, Meir Dagan, dijo que un ataque contra las instalaciones nucleares de Irán sería una idea estúpida, con pocas probabilidades de alcanzar sus objetivos, pero con la seguridad de desencadenar una guerra regional. En este momento, prácticamente todos los líderes de opinión de Israel se han unido en torno a la idea de que una guerra con Irán es inevitable.
(...) La sospecha de un programa iraní sobre la bomba es para Israel una amenaza a su existencia como Estado, como si Israel no poseyera hasta 400 bombas nucleares. Ni que decir hay que, como potencias nucleares, Irán e Israel no pueden estar sujetas a las mismas reglas de la destrucción mutua asegurada, como ocurre con India y Pakistán. (...).
(...) Obama dijo mucho para calmar los oídos israelíes -que sus temores a un Irán con armas nucleares son legítimos y que EEUU está comprometida en mantener la ventaja militar de Israel-. (...) La posición de los militares de EEUU, tan agresiva como la capacidad militar de su aliado más cercano, da testimonio de un diálogo que es más difícil en privado que en público.
(...) Obama tendrá que invertir tiempo y recursos importantes para desactivar esta crisis pacíficamente. Para que las sanciones funcionen como un incentivo, tienen que poder ser levantadas. Sanciones que en la UE son aplicadas por un ejecutivo, la Comisión, pero que en EEUU están selladas por el poder legislativo, el Congreso de EEUU.
Dejada a la ley de la gravedad, con flotillas navales en todo el estrecho de Ormuz y la oportunidad real para que «eventos fuera de guión» puedan producirse, las relaciones de EEUU con Irán van a seguir deteriorándose a menos que se invierta energía en la creación de incentivos para que Irán cambie de rumbo en su enriquecimiento de uranio. (...) Iniciar una guerra a gran escala en el Oriente Medio en base a una corazonada sería una locura en sí.