La muerte de Moebius deja huérfano al teniente Bluewerry
Jean Giraud, más conocido como Moebius, deja tras su muerte una amplia colección de obras. Desde el teniente Blueberry, caw-boy que le valió la fama mundial, «El Incal» o «Arzach», hasta sus colaboraciones en el cine como «Alien», «El quinto elemento» o «Abyss». Estudioso de las nuevas corrientes, nunca se encasilló trabajando el realismo, la ciencia ficción e incluso convirtiéndose a sí mismo en protagonista de la serie «Inside Moebius».
GARA | DONOSTIA
Creador de un universo muy personal, el dibujante francés Jean Giraud, más conocido como Moebius, murió la noche del sábado en París tras una larga enfermedad a los 73 años. Autor prolífico, que firmó buena parte de su obra con el seudónimo de Gir, Moebius trabajó en algunas de las revistas más importantes del Estado francés y colaboró también en el mundo cinematográfico.
Su larga carrera le valió el reconocimiento de lectores estadounidenses y de los amantes del cómic manga japonés y lo convirtió en uno de los maestros del cómic europeo.
Pero más allá del mundo del papel, también dejó la huella de su universo fantástico en películas como «Alien», de Ridley Scott, «El quinto elemento», de Luc Besson o «Abyss» de James Cameron, entre otros. Pero fue el mundo del western el que lo lanzó a la fama.
«La profesión en su conjunto está en shock a pesar de que era sabido que estaba gravemente enfermo», dijo a la agencia France Press el secretario general de la Asociación de Críticos de Bulevar (ACBD) Gilles Ratier. «Perdí a un verdadero amigo», se afligió el dibujante Boucq quien reconoció el talento de este «experto del dibujo realista», así como poseedor de un «talento real y humorístico». «Arte que demostraba aún cuando lo vi hace quince días, sobre su cama del hospital», comentó. «Son, por así decirlo, dos grandes artistas que perdemos», declaró por su parte el ministro de Cultura francés, Fréderic Mitterrand, haciendo alusión al aspecto dual de su obr, la real y la ficticia.
Las redes sociales también se hicieron eco de la noticia. A las 16.00 de ayer ya era trending topic en Twitter y los comentarios en su memoria no paraban de aparecer. Entre ellos se pudieron leer frases como «'Blueberry' y `El Incal', nuevos huérfanos del cómic», o denominaciones como «coloso del cómic». Santiago Segura también quiso plasmar sus pensamientos: «Y los que no conozcáis su obra sois muy afortunados, tenéis un maravilloso universo por descubrir»; y también el director de cine bilbaino Álex de la Iglesia, quien escribió: «Cuando muere un genio que cambió tu forma de entender el mundo, tu propia realidad se tambalea».
Blueberry cabalgó el mundo
En 1963 creó El teniente Blueberry, personaje que se convirtió en uno de los héroes del oeste más famosos del cómic francés y del mundo. Supuso una relectura del género del western y encontró un enorme éxito de público que le abrió las puertas de las principales revistas ilustradas, empezando por «Pilot», fundada por René Goscinny, creador de Asterix o Lucky Luke. «Mi ambición era feroz. Quería romper la barrera, para sorprender al mundo de Bulevar», comentó una vez Giraud.
«Tengo dos polos, dos estados. Cuando estoy en la piel de Moebius, dibujo en estado de trance, trato de escapar de mí mismo», declaró con ocasión de la primera retrospectiva dedicada a su obra en 2010 en la fundación Cartier de Arte Contemporáneo de París. En aquel momento, la calvicie y el jersey camionero habían reemplazado desde hacía tiempo los cabellos largos y morenos y las camisas de flores de su juventud. Pero guardaba los ojos del niño del suburbio parisino que era cuando publicó sus primeros dibujos en 1957, antes de su visita a México debido a la boda de su madre con un mejicano.
Ese viaje lo trastocó. «Me marcó de por vida. Mi gusto por lo fantástico está estrechamente ligado a aquello. Tuve la impresión de estar en una película del Oeste y de un golpe, nos íbamos a la modernidad americana», explicó.
Pero en el cénit de su carrera, a finales de los 60, Giraud se cruzó con el artista chileno Alejandro Jodorowsky, exiliado en el Estado francés, lo que le desvió de su carrera, hasta ese momento esencialmente realista, hacia universos más interiores e imaginativos. Fue en ese momento cuando adoptó el seudónimo de Moebius, inspirado en el nombre de un matemático alemán del siglo XIX, y cuando comenzó una fértil colaboración con el cine que duró varios años. También trabajó con Stan Lee, padre de superhéroes como «Los 4 fantásticos», «Spider-Man», «Hulk» o «Iron Man» entre otros, ilustrando un «Silver Surfer», lo cual es extraño para un país europeo en el mundo de los cómics.
Junto con Jodorowsky pasó años tratando de adaptar a la gran pantalla la obra «Dune», de Frank Herbert, pero el proyecto nunca vio la luz. Sin embargo, de su colaboración mutua nacieron otras obras, que tuvieron menos éxito popular que el famoso caw-boy pero que se han convertido en viñetas de culto. Es el caso de «El Incal» o «Arzach», donde comienzan a aparecer figuras surgidas directamente del universo onírico del dibujante.
Moebius se convirtió en un icono, tenía un estilo propio que fue mil veces imitado y que influyó a otras disciplinas, como el cine o el videojuego. Además, nunca se cansó de innovar y reinventarse. Tal era su interés en las nuevas corrientes, que en 1984 se instaló en Los Ángeles y, posteriormente en Tokio, donde encontró nuevas fuentes de inspiración.
Esa tendencia a reinventarse le llevó a traspasar la frontera del papel en la última parte de su obra, cuando decidió convertirse a sí mismo en protagonista de sus cómic en la serie «Inside Moebius».
En vida obtuvo buena parte de las recompensas a las que puede aspirar un dibujante. En 1985 fue elegido mejor artista gráfico del Estado francés y, poco después, el presidente François Mitterrand le condecoró con la Orden de las Artes y las Letras. En 1981, el Festival de Angulema le otorgaba el gran premio y en 2000 abría una gran retrospectiva de su obra.
El año pasado fue la Fundación Cartier de París la que reunió originales y objetos que marcaron su universo personal en la que, hasta ahora, es la última gran exposición sobre Moebius.
La última exposición sobre Moebius la realizó el pasado año la Fundación Cartier de París en la que se reunieron originales y objetos que marcaron su universo.