La Real vivió su partido más cómodo de la temporada y le bastó un tiempo para condenar al Zaragoza a un descenso ya inevitable. Y no solo porque lleva 18 puntos en 26 partidos y necesita 27, el equivalente a nueve victorias, en las doce jornadas que le quedan en Primera. Lo peor es la imagen de un equipo roto que permitió a los de Montanier ganar con suma facilidad.

Entre dos equipos que tienen un apoyo social importante, el partido de ayer en Anoeta demostró que la diferencia entre la Real y el Zaragoza, para superar las consecuencias de los descensos que han vivido en temporadas anteriores y de sus crisis económicas, está en Zubieta. La cantera es lo que permite consolidar un nuevo equipo tras un descenso sin dinero, mientras que fichar y fichar jugadores sin recursos provoca el lamentable bochorno que ofreció el equipo de Manolo Jiménez, que se reunió antes y después del partido con sus consejeros para hablar de un futuro poco favorable para el club.

Y su situación hace más meritoria la paciencia que tuvo la Real con Montanier cuando peor lo hacía y cuando llegó a plantearse la opción de Manolo Jiménez que nadie hubiera entendido en Gipuzkoa. El normando fue pitado otra vez ayer cuando sustituyó a Illarramendi, sin saber Anoeta que el jugador había pedido el cambio, pero ha logrado que su equipo juegue cada vez mejor. Lleva cuatro victorias consecutivas en Anoeta, las tres últimas sin encajar gol, y el objetivo de la permanencia cada vez está más cerca. Si el Barcelona gana hoy al Racing el descenso quedará a nueve puntos.

Calidad, sin ninguna resistencia

Montanier sorprendió al dejar en la suplencia a Griezmann y prescindió de Markel para apostar por un equipo en el que no había un solo futbolista sin buena calidad a la hora de jugar el balón. Eso unido a la nula resistencia que ofreció el Zaragoza en defensa permitió a la Real jugar a placer desde el inicio.

Ya en el primer minuto Vela ofreció un servicio perfecto a Agirretxe, al que le dieron todo el tiempo para elegir entre las múltiples opciones que le pasaron por la cabeza antes de decantarse por la peor, una vaselina con la izquierda que detuvo un buen portero como Roberto.

El usurbildarra estuvo más acertado en las dos ocasiones que tuvo para marcar con la derecha tras jugadas en las que se unieron las facilidades defensivas con la perseverancia de Zurutuza y De la Bella para pelear por dos balones que parecían perdidos y que el delantero centro blanquiazul aprovechó para aumentar a 8 el número de goles marcados en Liga, a los que añadir los dos que provocó ante Barcelona y Málaga y los dos que ha conseguido en la Copa. No está nada mal para sus primeros siete meses como titular.

Entre los dos tantos de Agirretxe, Vela volvió a sumar otro con la ayuda de Lanzaro, que primero falló estrepitosamente en el despeje y después introdujo el balón en su portería. En veinte minutos los realistas finiquitaron el partido y los zaragocistas gustosos habrían firmado no llegar a salir en el segundo tiempo y evitarse la triste imagen que dieron, hundidos, superados en defensa e incapaces de fabricar una ocasión clara de gol en todo el encuentro.

Sobró el segundo tiempo

La Real, con jugadores que saben lo que es vivir un descenso, no quiso hacer leña del árbol caído y se limitó a gustarse en el segundo tiempo, pero sin buscar una goleada de escándalo que habría llegado a nada que quisiera apretar el acelerador.

A pesar de ese poco instinto que trasmitió la Real, tuvo cuatro claras ocasiones en el segundo tiempo, dos de Vela y dos de Llorente. Lo más triste del partido fue que el hondarribiarra no materializó ninguna de las suyas, especialmente la segunda, que era clarísima. En su línea, la defensa del Zaragoza ni se molestó en inquietarlo y Llorente tuvo todo el tiempo del mundo para batir a Roberto, pero remató fuera sin ninguna fe. Los datos dicen que Llorente está mejor físicamente que antes de lesionarse, pero en el fútbol y en la vida, por suerte, quedan parámetros que no se pueden cuantificar con un programa informático. Hay que recuperarlo mentalmente y ese gol habría ayudado en ese objetivo.

Ese fallo fue la consecuencia de no haber podido marcar con anterioridad en un remate mejor en peor situación ante el que Roberto demostró que es el único de su equipo que está a la altura de lo que exige la Primera División. Es significativo que un club como el Zaragoza tenga que fichar en el mercado de invierno a un descarte del Levante como Aranda y que sea el nueve titular y de lo más digno de un colectivo hundido que contrasta con la trayectoria al alza que cada jornada trasmite la Real.

Así esta ahora Joseba Llorente