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Raimundo Fitero

Oportunidad

Tener el don de la oportunidad es una de las concesiones graciosas de los dioses o de la parte no racional del existir que ayuda a saber navegar en aguas turbias o con calma chicha. En televisión, en los programas en directo, ese don, a veces suena a montaje, a un exceso de casualidad, y cuando se asiste en tiempo real, al acontecimiento, a uno le vienen todas las dudas, se baña en una tormenta de sospechas, de tal modo que no sabe si está siendo cruel, incrédulo, o le están tomando el pelo.

Sucedió la tarde del martes 13 de marzo. Por cuestiones que no vienen al caso, paseo por las programaciones televisivas y en «Sálvame» están entrevistando en vivo y en directo al padre de una joven de Úbeda, provincia de Jaén que se ha hecho famosa por haberse escapado del encierro que su padre le había inflingido como castigo por su comportamiento. Se había fugado y está desaparecida, buscada por fuerzas de seguridad, medios de comunicación y ciudadanía colaboracionista. La escena sucedía en un taller mecánico de coches. El padre explicaba con educación, rectitud y argumentos su experiencia, lo que había sucedido, con un lenguaje medido, yo diría que perfectamente aleccionado para no incurrir en apreciaciones que influyeran en algo que estaba en manos de un juez debido a las denuncias de la hija. En el plató de «Sálvame», se aprovechaba la ocasión para establecer, a gritos, claro está, un juicio paralelo, un debate de patio de vecindad o de taberna sobre la educación de los niños, sobre los castigos y los comportamientos. No se olvide, tiene en Cuatro, filial de Tele 5, un programa, «Hermano mayor», de éxito de audiencia en el que se ven casos de esta índole. El padre aguantaba con entereza los improperios de los habitantes de ese submundo televisivo y social cuando de repente empezó a hacer gestos raros, e irrumpieron en el cuadro dos personas que le comunicaron que su hija había sido hallada haciendo auto stop. En vivo, la oportunidad, el momento ideal. El padre se descompuso, saltó de alegría, rompió a llorar. En el plató sucedió algo parecido. Y yo me fui a la calle pensando: ¿fue así, espontáneo o hubo un tiempo previo para preparar la escena?

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