Iniciativas en la costa vasca para retirar los residuos plásticos de los arenales
Imanol INTZIARTE | DONOSTIA
Diferentes arenales de la costa de Gipuzkoa y Bizkaia acogerán el próximo fin de semana -24 y 25 de marzo- iniciativas para retirar residuos plásticos de las playas, en el marco de una campaña organizada por la fundación europea Surfrider y que cuenta con la colaboración de Donostia 2016.
La capital guipuzcoana será el epicentro de una campaña que también se desarrollará en localidades como Orio, Getario, Mundaka, Bakio o Getxo, entre otras.
Todo ello en el marco del programa anual «Iniciativas Oceánicas», que ya cumple diecisiete ediciones. El año pasado se llevaron a cabo acciones de limpieza en 1.245 playas de Europa, con la participación de 42.000 personas.
En Donostia, las actividades arrancarán el jueves 22 y el viernes 23 con proyecciones audiovisuales, recogida de residuos y talleres educativos sobre reciclaje destinados a jóvenes estudiantes de entre 8 y 12 años.
Ainara Martín, directora artística de la capitalidad cultural europea, destacó lo novedoso que supone relacionar cultura y naturaleza y mostró su satisfacción porque Donostia sea el lugar desde el que se coordine la campaña para toda Europa.
La Fundación Ekogune de Kutxa aportará 10.000 euros para financiar las actividades. Su director, Mikel Insausti, explicó que además organizarán actividades de limpieza de playas tanto entre sus propios empleados como entre los niños y niñas que en verano participan en el programa Donostia Ezagutzen, al que este año se sumará Irun Ezagutzen.
Cien millones anuales
Según los datos aportados por Surfrider, de los 100 millones de toneladas de plástico que se producen al año un 10% termina en los océanos. «La mayoría de los residuos son de este material, lo que refleja nuestros hábitos de consumo. El plástico es omnipresente en nuestras vidas y eso se refleja en el mar», apuntó Cristina Barreau, coordinadora del programa de Residuos Acuáticos de la fundación.
Recordó que este material no es biodegradable y que con el embate de la naturaleza se puede dividir en partículas muy pequeñas, formando una «sopa de plástico» cuya concentración es en algunos lugares seis veces superior a la del placton, base de la cadena alimenticia.