Las lluvias torrenciales del pasado noviembre causaron graves daños en diversas áreas de Nafarroa, Gipuzkoa e Ipar Euskal Herria. Los perjuicios sufridos por particulares y ayuntamientos fueron grandes, catastróficos en muchos casos, y las solicitudes de ayudas de emergencia y de financiación para futuras obras para que ello no volviera a repetirse fueron numerosas. Las respuestas, sin embargo, han sido dispares. Los ayuntamientos, en general, han tenido una actitud de solidaridad y compromiso. Las diputaciones aportan fondos. Y, aunque con limitaciones, la comisión interinstitucional da pasos. La nota discordante la ha dado, en este tema también, el Gobierno de Nafarroa.

Según han denunciado los ayuntamientos de Baztan, Leitza, Lesaka, Lakuntza, Goizueta, Igantzi, Etxalar, Uharte Arakil y Areso, con el apoyo de otros 19 ayuntamientos navarros, han sabido por la prensa que el gobierno destinará 88.000 euros. Una suma claramente insuficiente para poder reparar las infraestructuras afectadas, un gesto estético y vacío que no esconde la discriminación de esos ayuntamientos ya de por sí en una difícil situación. Estas decisiones tan zafias de UPN retratan la miseria moral de una política clientelar que solo invierte en los viveros del voto propio y deja las zonas que no les votan -como la de los «navarros del norte»-, sometida a castigo económico y dejadez institucional.