Campeonato de Parejas
El equilibrista Aritz Laskurain
El zaguero de Soraluze necesita repetir las trayectorias de los dos últimos años, donde entró en semifinales in extremis con Gonzalez.
Jon ORMAZABAL
Aritz Laskurain es un fijo en las últimas liguillas de semifinales. Eso sí, siempre por la vía del máximo sufrimiento, algo a lo que parece abonado y a lo que apela para repetir presencia entre las cuatro mejores parejas. Y es que, tras otra primera fase demasiado irregular, el zaguero de Soraluze, acompañado esta vez por Xala, llega a la penúltima jornada de la liguilla con la imperiosa necesidad de vencer a Olaizola II-Beroiz, líderes invictos, para seguir con vida.
La situación es diametralmente inversa para las dos parejas, ya que mientras los de Asegarce no se juegan nada más que una profesionalidad fuera de toda duda, los de Aspe no pueden permitirse otro tropiezo. «El viernes pasado en Angelu se nos torció el partido y ahora no podemos fallar. Tenemos que ganar dos de dos. Pero para mí no es una presión añadida, porque en campeonatos precedentes también me ha pasado lo mismo», declaró el propio Laskurain en la elección del miércoles.
Razón no le falta al zaguero guipuzcoano, ya que en las dos ediciones precedentes, en ambas acompañado por Sebastien Gonzalez, supo mantener el equilibrio en la cuerda floja.
El año pasado, la pareja de Aspe tuvo que hacer superar un nefasto comienzo de campeonato, con cuatro derrotas en los cuatro primeros partidos, para, ganado seis de los siete siguientes, clasificarse por mejor coeficiente de tantos. Tras dejar en 15 a Saralegi-Apraiz en la última jornada, terminaron terceros en la clasificación, empatados con Irujo-Merino II y Bengoetxea VI-Ruiz, quedando fuera la pareja de Asegarce.
También contra Aimar
Un año antes, la situación fue bastante similar, aunque incluso hasta más angustiosa, teniendo que sufrir hasta el último pelotazo. Y es que, tras otro comienzo irregular, con tres derrotas en los cinco primeros partidos, tuvieron que apurar, sacando adelante los últimos tres enfrentamientos.
El último fue una especie de eliminatoria directa, disputado en el Astelena eibartarra, ante Olaizola II-Mendizabal II, campeones dos años antes y finalistas en la edición de 2008.
En aquel entonces no hubo lugar a cálculos ni cábalas, el que vencía pasaba a semifinales y, en un partido sin concesiones y con polémica incluida, los jueces cantaron mala una pelota del propio Laskurain que era buena con 19-21 en el marcador. No obstante, un pelotazo del de Soraluze arrimado a la pared resolvió la última igualada posible y los de Aspe entraron en semifinales. También siguieron adelante en la liguilla y terminaron cayendo en la final, precisamente ante Xala-Zubieta, en el último partido jugado en Gasteiz.