«Entre los trabajadores hay miedo e incertidumbre»
Sergio Sáenz, trabajador de la consultoría informática GFI Norte y delegado de LAB, está siendo testigo de cómo la dirección de la empresa ha despedido durante las dos últimas semanas a cuatro compañeros de trabajo valiéndose para ello de la nueva legislación.
Iraia OIARZABAL | BILBO
Más de 300 personas trabajan en GFI y la plantilla se enfrenta ahora a un período de incertidumbre provocado por los últimos despidos. La empresa se ha descolgado también del sueldo y las antigüedades.
¿A qué se dedica GFI Norte?
Es una consultoría informática que ofrece servicio a otras empresas. Por ejemplo, si una empresa necesita un programador, prefieren externalizar ese trabajo para no tener que pagar el finiquito a los trabajadores cuando terminen el proyecto. Se ponen en contacto con nosotros para que cubramos esas necesidades.
En poco tiempo han comenzado a percibir en GFI las consecuencias de la crisis y de la reforma laboral. ¿Cuáles han sido esas consecuencias?
Desde que se aprobara la reforma laboral, en nuestra empresa han sido despedidos cuatro trabajadores durante las dos últimas semanas. Además, todo ello en muy malas condiciones, puesto que se trata de trabajadores que llevaban muchos años en la empresa. Por lo tanto, la dirección se ahorra miles de euros. Todo esto genera miedo e incertidumbre entre los trabajadores.
Asimismo, con la aplicación de la reforma laboral, la empresa se ha descolgado del sueldo acordado en el convenio. La antigüedad también la han echado por tierra. En este sentido, este será un «año blanco», es decir que no contará para la antigüedad. Esto quiere decir que no serán tomados en cuenta los trabajadores que este año cumplan la antigüedad -que en GFI es de tres años- no recibirán la cuantía correspondiente.
Por otro lado, los complementos de la Seguridad Social tampoco serán respetados.
¿Cómo llevan los empleados esta situación?
Esta reforma deja negro sobre blanco la existencia de clases sociales. Ellos son los que tienen el poder y nosotros los únicos perjudicados. Entre los trabajadores hay mucho miedo y muchos no saben cómo enfrentarse a la situación. A la hora de movilizarnos, también nos encontramos en una difícil posición. Legalmente hay muchas opciones para despedir a los trabajadores y no sabemos qué es lo que podemos hacer porque estamos muy limitados. Hasta ahora, los ERE tenían que pasar primero por un consejo y tenían más obstáculos. Ahora, los aprueban y luego ya veremos si está bien o no.
En mi opinión, con esta reforma retrocedemos al debate sobre la existencia de clases sociales y está claro que para hacerle frente debemos reforzar las ideologías de izquierda.
¿Cómo ven la situación de cara al futuro?
Sin una dinámica de movilización amplia y plural no tenemos nada que hacer. Está claro que el 29 de marzo tenemos que salir a la huelga. No hay otra salida: lucha, lucha y lucha.
«Legalmente hay muchas opciones para despedir a los trabajadores y no sabemos lo que podemos hacer, porque estamos muy limitados»