Cuartos de final de la Euroliga • El CSKA de Moscú pasa por encima del Gescrap Bizkaia Bilbao Basket
Perder por 27 puntos no supone ninguna vergüenza
Los hombres de negro iniciaron a gran nivel el partido, pero los rusos los machacarían en el tercer cuarto.
CSK MOSCÚ 98
GESCRAP BILBAO BASKET 71
Arnaitz GORRITI
No hay de qué avergonzarse. El CSKA de Moscú dio un puñetazo sobre la mesa y en el mentón del Gescrap Bizkaia Bilbao Basket, y puso la eliminatoria de cuartos de final donde, por desgracia, dictaba la lógica. Los de Jonas Kazlauskas tardaron casi medio partido en adquirir ventaja, pero después, en un tercer cuarto bestial -parcial de 34-11-, pasaron por encima de los hombres de negro, que aun y todo -después de ir hasta 38 puntos por debajo, 89-51- no dejaron de pelear. Simplemente, la diferencia resultó excesiva.
Dio gusto ver los pocos complejos con los que Bilbao Basket saltó a la cancha. A pesar de iniciar el encuentro encajando un mate fácil de Krstic y sufrir una pérdida tras saque de fondo, los de Katsikaris -ayer de gris- acometieron el encuentro con el nervio suelto y con mayor ligereza que ante Estudiantes. Fruto de ello fue ver el acierto en el triple de Vasileiadis, y la movilidad que mostraba Jackson.
Así las cosas, pese a que el buen arranque moscovita -«hasta ahora, el CSKA de Moscú no ha demostrado un gran arranque, aunque en una eliminatoria previa a la Final Four es posible que empiecen con más fuerza», recordaba a este periódico Rafa Pueyo-, con un Krstic imparable y los «asesinos silenciosos» Khryapa y Siskauskas muy atinados, sirviera para que se adelantaran 15-9, el buen movimiento de balón de los bilbainos y su tino en los triples les valió para empezar a soñar: 15-18 tras triple de Vasileiadis.
Pero el CSKA de Moscú parece haberse creído su apelativo de «NBA de Europa» y busca ganar por anotar una canasta en vez de encajar una menos. Así pues, reaccionó en un primer cuarto que fue un toma y daca anotador con ventajas alternativas, que acabaría a favor de los rusos por 27-26, tras una penetración de Teodosic, que aprovechó a la perfección el camino abierto por Sasha Kaun.
Escapada y explosión
Los de Jonas Kazlauskas apretaron en la retaguardia en el segundo cuarto. El técnico lituano puso en danza a Vorontsevich, Gordon o Shved, y de su intensidad el ataque bilbaino perdió fluidez, sobre todo un Raül López que sufrió ante un Gordon pegado en todo momento.
Aun y todo, los bilbainos, sobre todo de la mano de Banic, mantuvieron el tipo hasta empatar a 31 -triple de Blums- y arrimarse 41-38 -palmeo de Banic-, aprovechando que Kirilenko se tomaba un descanso tras recibir un golpe de Grimau.
Pero el regreso de Kirilenko resultó letal. Vorontsevich y AK47 dieron un achuchón en defensa y provocaron un parcial de 9-2, culminado al filo del descanso por Vorontsevich, con un mate tras asistencia de Shved mientras el ala-pívot remontaba la línea de fondo.
Si con 50-40 las cosas se veían mal, en el tercer cuarto se vieron peor. Los brazos rusos llegaban a todo en defensa, Teodosic reventó el choque con tres triples, Krstic -18 tantos- disfrutó machacando las centelleantes circulaciones rusas y Shved y Gordon pusieron al público en pie -Shved acabó un alley oop con Gordon, «robándole» la canasta a un Kirilenko que apenas jugó 7 minutos tras el descanso-. 84-51: game over.
Con el partido roto, Kazlauskas dio minutos a todo su banquillo -ver que el último jugador de la rotación moscovita es un superclase como Darjus Lavrinovic, por mucho que tenga la espalda cascada, es estremecedor-, cosa que los bilbainos, con un buen Mavroeidis, aprovecharon para maquillar el resultado. Y es que, sí, 27 puntos de desventaja fue una derrota digna.
«Un poco triste». Así se confesó Fotis Katsikaris, que echó en falta algo de «fuerza mental» cuando se torció el partido. Aun así, el técnico heleno no tuvo reparos en afirmar que «no hay nada que hacer cuando el CSKA juega a ese nivel».
«El tercer cuarto ha sido fantástico para ellos y un desastre para nosotros. No hemos tenido la necesaria actitud tras el descanso. De este partido debemos aprender que hay que jugar los 40 minutos», dijo.
Para Mumbrú, «la clave estuvo en los minutos finales de la primera mitad. Abrieron brecha ahí. En la segunda mitad fueron demasiado fuertes», confesó. A. G.