El extrabajador José Luis Zubiaga Cortazar lleva peregrinando entre el Instituto Navarro de Salud Laboral y Osalan durante un año para que el segundo confirme que trabajó con amianto en La Naval, cuando pertenecía a la subcontrata Eusebio Herrería, y puedan confirmar que el mesotelioma pleural que sufre es derivado de la inhalación de amianto en el astillero de Sestao. Con la reconversión fue trasladado, junto a otros 80 trabajadores, a una empresa navarra. En el Instituto Navarro de Salud Laboral, por otro lado, en vez de diagnosticarle el mesotelioma pleural, que confirma que ha estado en contacto con el amianto, le indican que «falta el código del mesotelioma» y, por lo tanto, en vez de confirmarle ese cáncer, que es producto del mineral cancerígeno, le diagnostican un cáncer de pulmón como enfermedad común. Hace casi un año Leonardo López Aguado, responsable de Bizkaia de Osalan, contestó a una reclamación de la Seguridad Social en Iruñea sobre la posibilidad del contacto con el amianto, pero de forma escueta y sin precisar nada. Lo que ha dilatado el proceso en el tiempo. Zubiaga su su esposa, María Luisa Durán, están ya hartos de esta situación. Para el responsable de Salud Laboral de CCOO, Jesús Uzkudun, significa que «unos y otros tratan de ocultar la realidad del amianto, el primero Osalan que no realizó un informe como hay que hacer y que hubiera evitado esta situación de retraso».

«Trabajé de 1968 a 1985 en La Naval, con la subcontrata Eusebio Herreria. Era soldador. había amianto a tope, pero nadie nos dijo que era ni cancerígeno, ni nada por el estilo», explica Zubiaga. El extrabajador reconoce que «muchas veces cuando cierro los ojos veo nevar. Sí, es todo lo que nos caía de encima cuando los trabajadores de la subcontrata de Montero Kaeffer estaban forrando las tuberías de amianto. Era un día y otro». Entretanto, no tenían ninguna protección de ningún tipo.

Con la reconversión 80 trabajadores de La Naval fueron a perfil en Frío en Nafarroa. Se dio cuenta el pasado 2 de febrero de 2011 «cuando comencé a toser. Me dolía un costado. En Urgencias me sacaron líquido del pulmón y en el hospital me hicieron una especie de biopsia. El médico, Jon ELorza, que se había formado en Bizkaia me dijo que en la zona de Ezkerraldea estaba cayendo mucha gente por el amianto. El me dijo que había sospecha de amianto». Más tarde en el hospital le hicieron una prueba más completa y a mitad de marzo le confirmaron la gravedad de la situación.

En este momento, el cáncer se le ha reactivado, según explica, y, sin embargo, está todavía a la espera de que le reconozcan la contingencia profesional. Primero porque Osalan no entregó el informe que le pidieron. Y en este momento porque el Instituto Navarro de Seguridad Laboral dice que no tienen el código del mesotelioma, «aunque el médico de cabecera ya lo puso».

«La Naval tendría que haber estado registrada en el registro de empresas que trabajaron con amianto (RERA), pero no lo hizo. Son unos jetas. Eso hubiera significado que habría habido una vigilancia de la salud específica a quienes allí trabajaron. Pero no lo han hecho. Unos y otros no se mueven, tratan de alargar este proceso terrible», en opinión de Uzkudun

María Luisa Durán asegura que «mientras tenga vida vamos a hacer lo que sea. Porque unos y otros me están haciendo sufrir. Sufre mi marido con el cáncer y sufro yo el cáncer de la Administración. No hay derecho», precisó a GARA.

Reconoce que se le ha vuelto a reactivar el cáncer y que va a necesitar nuevo tratamiento de quimioterapia. En Nafarroa, por otro lado, le explicaron a Zubiaga que no operan esos tipos de cáncer, por lo que la situación se le complica, mientras que Uzkudun le muestra alguna luz para que en breve Osalan haga un informe que especifique la existencia de amianto en La Naval para que la Seguridad Social y el Instituto Navarro de Salud Laboral puedan otorgarle la contingencia profesional a un exsoldador que se encuentra ya con la sentencia de muerte pendiente de un hilo.