Como declaró en la previa del encuentro Marcelo Bielsa, si no ganamos al Atlético, pensaremos en ganar al Sporting. No queda otra. Eso sí, habrá que probar al portero rival al menos algo antes del minuto 82 de partido y sobre todo no dejar los goles para el 92. Porque el Athletic de ayer se resumió a los últimos diez minutos de encuentro. Hasta entonces, mejor asentado en la primera mitad, lo cierto es que lo intentó a ráfagas, no le salió nada o casi nada, salió perdiendo en cada choque con el contrario, atropelló y precipitó los pases al compañero, perdió demasiados balones, nunca encontró arriba un referente, en ningún momento Herrera e Iñigo Pérez funcionaron -ambos fueron sustituidos- y por si fuera poco, San José volvió a repetir pifia en el primer gol, el Atlético de Simeone castigó con falta tras falta a los de Bielsa, un malísimo colegiado les birló dos penaltis por la cara y la puntilla, dos zarpazos del Tigre Falcao que terminaron por cazar a un león rojiblanco que ayer, en el Calderón, fue cachorro.

El Cholo Simeone estuvo a las órdenes de Marcelo Bielsa, pero desde luego ni es su discípulo ni profesa su credo futbolístico. Su sistema de juego se asemeja al del fútbol más antiguo del mundo. Carvernario. Prehistórico. El planteamiento de ayer era más lógico en un equipo que pelea por no descender que uno que pretende pasear su fútbol por Europa. Arreón inicial por si cae algo, regreso a la cueva, esperar una contra y entre tanto disputar cada balón siempre rayando el reglamento y cuando lo sobrepasa, la mayoría de las veces, allí estará un permisivo trencilla para permitirlo.

Los colchoneros son el equipo de Primera que más faltas comete y también de la Europa League; ayer, sumaron 18 -las pitadas, porque de las demás, mejor ni quejarse no vaya a ser que Estrada Fernández nos saque tarjeta, como a Javi Martínez-, por solo 8 los bilbainos.

Tocaban y tocaban con jovial alegría los rojiblancos en los minutos iniciales, perdiendo tantos balones como tocaban. Enfrente, un once made in Cholo. ¡Estos sí que son espartanos! Los madrileños mandaron de inicio, presionando, pero duró lo que el Athletic consiguió templar el balón y fue entonces cuando los de Simeone, que sin el brasileño Diego lo de jugar el balón les suena a chino, plegaron velas para frenar los amogos visitantes capitaneados por Muniain.

Fiaban todo su potencial en Falcao, o Adrián, o al guerrillero Turan, mientras los rojiblancos nunca encontraron a Toquero, que ayer pareció Tom Hanks en ``El náugrafo''. Algún tiro blando del turco, algún amague de Falcao, algún balón largo para Adrián... Le faltaba pólvora al Atlético, lo malo es que el Athletic se la había dejado en casa.

Ni una sola ocasión de gol en toda la primera mitad, ni un solo chut a puerta de los de Bielsa, que tenían la pelota, pero no sabían qué hacer con ella. Partido feo, atascado, infructuosa posesión de los bilbainos, los madrileños sumando faltita tras faltita... cerocerismo. Con esas se fueron al descanso, espadas en alto, tras el cual Marcelo Bielsa en un arrebato de locura sentó a Herrera en la ducha, dio entrada a San José y situó tres centrales, centrando a De Marcos en la medular. Acabose. Y, encima, como ya le pasara en Villarreal, al cambio le sucedió el gol del rival. Fallo del central navarro en el corte, Adrián chuta, Gorka rechaza en corto y el Tigre no perdona. Primer zarpazo.

Bielsa dio entrada a Ibai por un Iñigo Pérez que otra vez se quedó en los 45 minutos, pero el cambio en nada ayudó a centrarse a los bilbainos, desnortados y enredados en el juego `argentino' de un rival aplicado que se encontró con un gol y aprovechó la inercia. Casi lo consiguió de nuevo Falcao, pero detuvo Iraizoz. Bielsa agotó sus cartas dando entrada a David López por Iturraspe, pero al minuto, el colombiano hizo honor a su apodo y remachó de cabeza a la red una asistencia de Juanfran. Segundo zarpazo.

Le costó reaccionar a los leones, que no cogían cartas, perdían cada mano a mano, cada balón dividido iba para los locales, reforzados con otro central, Perea, atrás, hasta que, de repente, una jugada les metió de lleno en la partida. Fue en el 82, cuando Susaeta no acertó a meterla en la red mientras ya se cantaba gol. Dos minutos después, el eibartarra se plantaba ante Courtais y Perea le hacía penalti por detrás. El segundo que el colegiado escamoteaba a los de Bielsa, después de que en la primera mitad no pitara una mano de Juanfran en el área. Malo con avaricia Estrada Fernández. No es de extrañar que al Atlético nunca le hayan pitado penalti en contra en su estadio, tras haber disputado 28 partidos de Primera en miércoles.

Los vascos se metieron de lleno, los madrileños se encastillaron del todo con la entrada de otro central, Domínguez, y aun así llegó el gol tardío e inservible de Javi Martínez, en el 92, tras la enésima asistencia de De Marcos. Mal partido, peor resultado, a pensar en el Sporting.