Hay partidos malos, partidos muy malos, partidos nefastos y luego están los partidos Telecinco, mucho peor que el resto. El de ayer contra el Atleti fue de esta última categoría. Bueno, excepto los últimos 5 minutos, que más adelante me encargaré de explicar detalladamente. El partido pintaba bien conmigo de titular y la vuelta de Amorebieta: yo para meter goles e ir practicando para la final de Copa, Amorebieta para devolverle a Simeone la de Julen Guerrero. Quién nos iba a decir que al final no sucedería ni una cosa ni la otra...

La primera parte fue como la del Valencia, muy sosa y sin ocasiones de gol. ¿Y cómo es posible que con el Dios Toquero sobre el terreno de juego el Athletic no metiera gol? Muy fácil: huelga de pelo. Hasta que no juegue en el Athletic ningún otro calvo me niego a meter un gol. En pleno siglo XXI no se puede permitir esta xenofobia, ¿qué coño es eso de tantos melenas en el equipo? Llorente, Amorebieta, Iturraspe -muy deportivo el Atleti con `Itu', el sello de Simeone se nota-, Aurtenetxe, San José, Muniain... lo encuentro de un mal gusto increíble. Por eso mismo hasta que en la plantilla no haya por lo menos 5 calvos (o en su defecto, rapados al cero) y dos de ellos sean titulares, Gaizka Toquero no vuelve a meter un gol.

De esta circunstancia se aprovechó el Atleti que... bueno, un momento. Antes de seguir, quiero decir que el Atleti no es más que la versión del top-manta del Athletic: camiseta igual y nombre igual, pero en el fondo todo el mundo sabe que es mucho mejor el original, el de toda la vida, el verdadero Athletic. Sigamos. El Atleti se aprovechó y el señor Falcao (otro melenas) metió dos goles. Seguimos en estado catatónico hasta que a 5 minutos del final despertamos y empezamos a jugar como siempre.

El cambio fue debido a que Bielsa, desesperado, amenazó con 12 horas de charla después del partido si no metíamos un gol, y claro, tuvimos que ponernos las pilas. Con 5 minutos dignos casi empatamos, cosa que me tranquiliza en el caso de que juguemos contra ellos la final de la Europa League. Y así dijimos `hasta luego' al Vicente Calderón, que hoy nos vio llorar, pero que en mayo nos verá reir, y mucho.