Matanzas en Toulouse y Montauban
Asalto a medianoche en Toulouse tras un largo cerco
El joven Mohamed Merah se mantuvo cercado por la Policía durante casi un día entero, en un espacio totalmente opaco. A la espera del desenlace, un goteo de filtraciones policiales de todo tipo le dibuja como un «jihadista» detenido en Afganistán e identificado por la Guardia Civil
GARA | TOULOUSE
Atrincherado en la primera planta de un edificio de cinco pisos de la calle Sergent Vigné de Toulouse, Mohamed Merah, un francés de origen argelino, de 23 años, resistió varios asaltos que los policías intentaron desde la madrugada. En la operación, que comenzó a las 3.00, dos policías resultaron heridos. Antes de medianoche, y una vez cortada la electricidad del barrio, varias explosiones parecían anunciar que los policías de élite del RAID iniciaban el asalto final, pero fuentes policiales indicaron que se trataba más de presionar al sospechoso.
Durante la negociación de los términos de su rendición, Merah aseguró que disponía de numerosas armas y que se entregaría al final de la tarde, pero más tarde cambió de plazo y dijo que, en el mejor de los casos, lo haría al final de la jornada.
Mientras la Policía asediaba al sospechoso de las matanzas de Toulouse y Montauban, el fiscal de París, ministros y el propio presidente francés fueron aportando una avalancha de datos sobre Mohamed Merah, que prácticamente cerraron la versión sobre las matanzas y dibujaron el perfil de un «lobo solitario» o «soldado perdido» de Al Qaeda.
El fiscal de París, François Molins, confirmó que Mohamed había asumido ser el autor de las matanzas de Montauban y Toulouse y aseguró que no expresó «ningún arrepentimiento», sino que, por el contrario, lamentó «no haber causado más víctimas» y se mostró orgulloso de «haber puesto a Francia de rodillas».
Según el fiscal, además de haber matado a tres militares, y a un rabino y tres niños alumnos de un centro de enseñanza judío, también afirmó que tenía la intención de volver a actuar ayer mismo para matar a otro militar y a policías que había identificado previamente. Además, aseguró pertenecer a Al Qaeda, según el fiscal, quien confirmó dos viajes a Afganistán y Pakistán de Mohamed Merah, que presenta «un perfil atípico de auto-radicalización salafista. Fue a Afganistán sin pasar a través de canales conocidos, por su propia cuenta». También dijo «haber sido entrenado por Al Qaeda en la región de Waziristán». Añadió que fue detenido por la policía afgana y entregado a las fuerzas estadounidenses, que lo reenviaron al Estado francés. «De mediados de agosto a mediados de octubre de 2011 fue a Pakistán, pero no teníamos ningún elemento que nos permitiera vincularlo a ninguna organización en el territorio», insistió.
El ministro del Interior francés, Claude Guéant, añadió en la cadena TF1 que, durante su estancia en Pakistán, el sospechoso rehusó cometer un atentado suicida para Al Qaeda pero aceptó «una misión general» para atentar en el Estado francés. Explicó que «dijo ser un mujaidin, pertenecer a Al Qaeda y querer vengar los niños palestinos así como atacar al Ejército francés». Guéant no dudó de que el sospechoso es el culpable de la serie de ataques cometidos los días 11, 15 y 19 de marzo.
En el último de ellos, en la escuela Ozar Hatorah de Toulouse, el profesor de religión Jonatahn Sandler, sus dos hijos de cuatro y cinco años, así como otra niña de siete, fueron tiroteados. Añadiendo otro dato más a la avalancha que las autoridades iban ofreciendo durante el día, Guéant aseguró que Merah entró en el colegio porque no encontró un militar contra el que atentar. En los anteriores ataques las víctimas fueron tres militares franceses, todos ellos de origen magrebí. Uno murió en Toulouse y otros dos en Montauban.
Aunque el fiscal aseguró que cuando era menor fue condenado por quince delitos menores y presentaba un perfil violento, el que fuera su abogado, Christian Etelin, indicó que era «una persona civilizada y flexible» cuando le conoció, y que nunca hubiera pronosticado que tendría un comportamiento con «la dureza y el terror absoluto» de las matanzas.
Su hermano Abdelkader, de 29 años, fue detenido y el fiscal, que lo vinculó a una trama de reclutamiento de jihadistas para Irak, aseguró que en su coche se hallaron explosivos. También fueron arrestadas la madre y la novia de Abdelkader.
El perfil de «lobo solitario» de Al Qaeda sería, según los servicios de investigación franceses, el de una docena de jóvenes convertidos al salafismo que han regresado de Pakistán o Afganistán, y que han sido vigilados por estos servicios.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reunió por la mañana en París a representantes de las grandes religiones, entre ellos judíos y musulmanes, para «mostrar que el terrorismo no conseguirá fracturar nuestra comunidad nacional». Los representantes musulmanes rechazaron seguidamente cualquier mezcla entre el islam y las matanzas. «Son actos totalmente contradictorios con los fundamentos de esta religión», dijo Mohamed Moussaoui, presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán.
Tema de disputa electoral
La identidad del sospechoso entró a formar parte inmediatamente de la supuestamente suspendida campaña electoral. Nicolas Sarkozy, que estuvo presente en el homenaje a los militares muertos y puede reforzar ahora su mensaje escorado hacia la ultraderecha, dijo que el autor de las matanzas, que calificó como «ejecución terrorista», «quería poner a la República de rodillas, pero la República no ha cedido». Añadió que «no hay que ceder a la mezcla ni a la venganza». El candidato del PS, François Hollande, también estuvo presente en el acto, y en unas declaraciones en televisión reclamó más seguridad.
La candidata de la ultraderecha, Marine Le Pen, que había permanecido en silencio cuando se extendía la versión de un atentado neonazi, salió ayer con fuerza para airear de nuevo sus temas preferidos y sugerir que se instaure la pena de muerte. Afirmó que «el hombre que ha matado se consideraba musulmán antes que francés» y denunció que «el riesgo fundamentalista ha sido subestimado», criticando la falta de eficacia y de vigilancia sobre los islamistas.
Todo ello hizo reaccionar con dureza a la UMP, que acusó a ambos candidatos de instrumentalizar la tragedia.
El ministro de Interior, Claude Guéant, se defendió de las acusaciones de la ultraderecha y aseguró que el sospechoso había sido vigilado durante varios años por la Dirección Central de Investigación Interior, pero «nada permitía pensar que preparaba una acción criminal».
Una periodista de la cadena francesa France 24 recibió por la noche una llamada para revindicar las matanzas de Toulouse y Montauban de un hombre que se presentó como su autor y, durante once minutos y en un tono tranquilo, dio detalles que coincidían con los hechos, según fuentes de la investigación.
Una bomba artesanal estalló a las 5.20 cerca del edificio de la embajada indonesia de París, sin causar heridos entre el personal de esta, aunque si provocó daños materiales menores en el edificio y en vehículos próximos.
En los barrios populares de la región parisiense, los musulmanes temen ser estigmatizados y vinculados al sospechoso de ser el autor de las muertes de Toulouse y Montauban, quien se presenta como un mujaidin (combatiente) perteneciente a Al Qaeda. Su referencia a querer vengar la muerte de niños palestinos ha obligado también a éstos a exculparse. «Matar jóvenes judíos para vengar a los jóvenes palestinos no puede sino preocuparnos», reaccionó Abdelhak Eddouk, presidente de la unión de musulmanes de Grigny y capellán de la prisión de Fleury-Mérogis. «Este tipo de personas hace mal a todo el mundo», denunció Eddouk, quien teme que, a un mes de las elecciones presidenciales, «algunos se aprovechen para estigmatizar el islam como religión y a los musulmanes como ciudadanos».
En el barrio de Belleville, donde vive una importante comunidad magrebí, Lassaad Fkiri, vendedor en una carnicería halal, teme que algunos políticos quieran «azuzar las brasas y señalar con el dedo a los musulmanes», como hicieron algunos antes de que ocurrieran los atentados en torno a la carne halal.
Ante la gran mezquita de París un fiel subraya sobre el autor de la matanza que «ante todo es un criminal, poco importa su religión, que seas musulmán, cristiano...». El imán de la mezquita de Bondy Mohammed Meniri también afirma que «no creo que esté sano de espíritu para coger aun niño por el pelo y dispararle una bala en la cabeza. Esta persona está más loca que otra cosa. Ensucia el islam más que honrarlo».
El imán de la mezquita de Drancy Hassan Chalghoumi convocó ayer una concentración para condenar estos actos junto a organizaciones judías y musulmanas. «Es el 11 de setiembre de los musulmanes de Francia. La mayoría de los musulmanes moderados van a estar atrapados entre el integrismo y el racismo», lamentó.
Ante una eventual criminalización generalizada los representantes palestinos el primer ministro palestino, Salam Fayyad, también afirmó que «es hora de que estos criminales dejen de reivindicar sus actos terroristas en nombre de Palestina y de pretender defender a sus niños, que no piden más que una vida decente, para ellos y para todos los niños del mundo». «Esos crímenes terroristas son condenados en los términos más fuertes por nuestro pueblo palestino y sus niños, nadie puede aceptar crímenes contra vidas inocentes», añadió Fayyad, de visita en Bruselas.
Los principales movimientos palestinos, incluidos los islamistas se esfuerzan hace años por guardar distancias con Al Qaeda, cuyo jihadismo mundializado se distancia de su lucha nacional centrad en el conflicto con Israel. GARA