CRíTICA cine
«Al borde del abismo» El falso suicida
Mikel INSAUSTI
Quienes sepan disfrutar del buen cine comercial sin complejos, y sin ninguna pose de superioridad intelectual, no deben perderse “Al borde del abismo” por nada del mundo. En los tiempos que corren no es fácil encontrarse con una cinta de entretenimiento que consigue a la vez ser crítica, incidiendo en aspectos negativos de la sociedad actual, como de pasada y en medio de una intriga absorbente, pero dejando espacio al público para que identifique sin problemas a los culpables de la crisis económica, de la corrupción política y policial, o de la manipulación en los medios informativos. Tan sorprendente grado de conciencia en un producto de Hollywood puede que se deba a la procedencia de sus mentes pensantes, que son el guionista venezolano Pablo F. Fenjves y el documentalista danés que debuta en la ficción Asger Leth. Es hijo del veterano cineasta Jorgen Leth, recuperado en el 2003 para el movimiento Dogma por Lars Von Trier con el experimento
“Cinco condiciones”, basado en un corto suyo de los años 60.
Viendo “Al borde del abismo”, uno diría que el joven Leth ha estado haciendo esto toda su vida, dada la soltura con que se desenvuelve al frente de una ópera prima con mucha producción detrás. Domina perfectamente el ritmo narrativo a contrarreloj, junto con la necesaria continuidad entre las tomas exteriores del suicida subido a la cornisa de una de las plantas más altas del Hotel Roosevelt y las de las escenas rodadas en interiores, las cuales muestran de forma simultánea el comportamiento del resto de personajes involucrados en la trama. Este trepidante partido ping-pong se vuelve más complicado, cuando el protagonista parece jugar en un par de mesas al mismo tiempo mediante un ingenioso diálogo a dos bandas, haciendo que sus frases adquieran un doble significado de cara a los distintos interlocutores con lo que conversa por canales separados. Es así como la mediadora de la policía permanece ajena al plan oculto del protagonista que amenaza con arrojarse al vacío.
