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Mélenchon avanza y se perfila como el tercero en discordia

El candidato presidencial francés del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, avanza imparable en las encuestas sobre la intención de voto de los franceses en las elecciones presidenciales y se ha convertido en una molestia para el aspirante del PS, François Hollande, a quien Nicolas Sarkozy supera ya en todos los sondeos de cara a la primera vuelta.

F. RANDOUX-S. BOUDERBALA (AFP) | PARÍS

Jean-Luc Mélenchon gana terreno entre el electorado francés y está a un paso de convertirse en el tercer candidato en discordia, junto a Nicolas Sarkozy, de la UMP, y François Hollande, del PS, de cara a los comicios presidenciales del 22 de abril, después de que varios sondeos le otorgaran entre un 13% y 14% en la intención de voto, superando a Fran- çois Bayrou, del centrista Movimiento Demócrata, y acercándose a Marine Le Pen, del ultraderechista Frente Nacional, que le ve como su principal adversario.

«¿Y si el tercer hombre es él?», se preguntaba ayer la prensa francesa en referencia al candidato del Frente de Izquierda, una alianza entre excomunistas y socialistas. Algunos analistas señalan que puede ser Mélenchon quien incline las elecciones en uno u otro sentido y hay quien augura, incluso, que el Frente de Izquierda podría lograr un 20% de los votos en la primera vuelta.

Su enorme atractivo entre la población, como demuestra el hecho de que sus actos sean los más concurridos de la campaña, quedó confirmado el martes en Lille, donde reunió a 23.000 personas. Con sus virulentos ataques contra el neoliberalismo, las élites y las políticas de austeridad dictadas desde Europa, este apasionado orador de 60 años ha ha logrado crear un espacio político entre el Partido Socialista y la extrema izquierda, y no cesa de ganar terreno.

Militante del PS durante 30 años, exsenador y exministro de Educación Profesional (2000-2002), Jean-Luc Mélenchon saltó a la palestra sobre todo en 2005 al convertirse en el abanderado del «no de izquierda» al referendo sobre la Constitución europea, en contra de la posición de su partido. La ruptura con el PS llegó en 2008 con la creación del Partido de la Izquierda, siguiendo el modelo del alemán Die Linke, con el que se convirtió en un eurodiputado muy activo.

Su éxito comienza a incomodar al PS que ve, al mismo tiempo, cómo la intención de voto de Hollande se reduce al 27%-28% y su candidato es superado por Sarkozy en las encuestas sobre la primera vuelta electoral. La formación no sabe si alegrarse porque los votantes de Mélenchon están dispuestos a apoyar de forma masiva en la segunda vuelta a Hollande o preocuparse porque sus propuestas radicales podrían llevar a sus votantes más centristas a apoyar a Sarkozy.

Hollande rechaza entrar en unas primarias en la izquierda, como quiere Mélenchon, e insiste en que su responsabilidad es ganar las elecciones y convencer a los franceses en la primera vuelta, aunque el candidato del Frente de Izquierda promete que no habrá una «rendición sin condiciones». «Ya le he dicho (a Hollande): tú no puedes tener al mismo tiempo a Bayrou, que propone austeridad, y al Frente de Izquierda, que propone recuperación económica», sostuvo Mélenchon, que criticó la «ambigüedad» del PS.

Hollande pierde fuelle

Mientras, las últimas encuestas muestran cómo Hollande se desinfla y ve amenazada su condición de favorito no solo por el ascenso de Mélenchon sino por el repunte de Sarkozy, a quien los sondeos sitúan en cabeza en la primera vuelta, el 22 de abril.

Una encuesta del instituto CSA del miércoles daba una ventaja importante de Sarkozy, con el 30% de la intención de voto, frente al 26% para Hollande. Otro sondeo de TNS-Sofres situaba también en primer lugar a Sarkozy, aunque con una diferencia menor, un 29% frente a un 28%.

Al candidato del PS le siguen dando ganador en la segunda vuelta del 6 de mayo, pero su ventaja se reduce: 55%-45% para TNS-Sofres y 53%-47% para CSA. «A principios de febrero la ventaja era de 60% a 40% a favor de Hollande», recordó Jérôme Sainte-Marie, de CSA.

Edouard Lecerf, de TNS-Sofres, estimó que «aunque podemos decir que los candidatos están codo con codo, la dinámica se invirtió en beneficio de Sarkozy». El semanario de izquierda «Le Nouvel Observateur» confirmó ese análisis con una frase jocosa: «¡Socorro, Sarkozy vuelve!».

El instituto CSA explicó ese cambio por una «decepción» de algunos simpatizantes de izquierda atraídos por Hollande cuando éste cuestionó «a los más ricos» y «decepcionados por que no anuncie suficientes medidas sociales», afirmó Sainte-Marie, para quien ciertos electores centristas se muestran más favorables a Sarkozy por considerar que tiene «más cualidades de autoridad de un jefe de Estado».

Sarkozy realiza una campaña agresiva, repitiendo posiciones muy duras sobre inmigración. Como hizo en 2007, busca atraer a electores de extrema derecha.

Hollande trató de restar importancia a la progresión de su adversario afirmando que nunca imaginó mantener hasta el final 15 puntos de ventaja e insistió en presentarse como unificador.

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