29-M HUELGA GENERAL
La huelga en Barcelona: «Entrenamiento para los violentos»
Beñat ZALDUA | BARCELONA
«La huelga será un campo de entrenamiento para los violentos». Así de claro lo tenía el conseller de Interior de la Generalitat de Catalunya, Felip Puig, a las ocho de la mañana de ayer. Y en efecto, las decenas de detenidos y heridos a lo largo de la jornada -una cantidad todavía incierta a la hora del cierre de esta edición- dan fe de cómo aprovecharon la jornada de entrenamiento los Mossos d'Esquadra, que pudieron realizar prácticas con todo su arsenal antidisturbios, desde las porras a los gases lacrimógenos, pasando por las ya clásicas pelotas de goma.
A las 18.00 estaba convocada la manifestación unitaria a lo largo del Paseo de Gràcia. Mientras los sindicatos mayoritarios y el arco parlamentario progresista congregaban a miles de huelguistas en lo alto del paseo -900.000 personas según los organizadores, 80.000 según la Guardia Urbana-, los Mossos se encargaron de que la manifestación convocada en la plaza Catalunya por sindicatos alternativos, asambleas de barrio y asociaciones de base no pudiese ni siquiera comenzar.
Tras varias escaramuzas, los mossos cargaron al lado del Corte Inglés de la plaza cuando apenas se había formado la cabecera de la manifestación; acto seguido, comenzó a arder la primera barricada entre manifestantes y Policía, que no dudó en hacer uso de gases lacrimógenos y pelotas de goma, disparándolas a la altura de la cabeza, como demuestra la contusión ocular sufrida por un joven debido al impacto de una pelota en un ojo. A partir de ahí comenzó el juego del gato y el ratón por las calles del centro y del Eixample, disturbios que todavía duraban bien entrada la noche.
Pero la actuación de la Policía catalana había comenzado bastante antes, sin necesidad de provocación aparente. Es el caso de Badalona, donde el portavoz de las Candidatures d'Unitat Popular (CUP), Marc Sallas, fue detenido junto a dos compañeros después de participar en un piquete informativo. Mientras tanto, en Sabadell, fueron tres periodistas de Vilaweb los que sufrieron la agresión de los Mossos, pese a enseñar constantemente su acreditación. No le será fácil a Puig hablar de normalidad después de una jornada que dejó, solo durante la mañana, una treintena de detenciones en todo el Principat.
Cifras para todos los gustos
Además de en la calle, la batalla también se dio, como viene siendo habitual, en el terreno de las cifras de seguimiento de la huelga. Para los sindicatos, el parón tuvo un seguimiento de un 82%, mientras que el Govern limitó la cifra de huelguistas a un 23% de trabajadores en la Industria y a un 15% en el sector Servicios.
Cifras para todos los gustos que no consiguieron ocultar una movilización masiva -tanto en Barcelona como en otros núcleos de los Països Catalans- que paralizó centros neurálgicos de la actividad económica como Mercabarna, la planta de Seat en Martorell, el puerto de Barcelona o el aeropuerto del Prat, en el que tan solo pudieron efectuarse un 20% de las operaciones previstas. El consumo eléctrico, otro de los termómetros manipulables para conocer el impacto de la huelga, bajó un 25% respecto al nivel de la semana anterior.
La jornada fue larga e intensa desde primera hora de la noche del miércoles. Los piquetes informativos recorrieron los barrios de la ciudad para confluir, a partir del mediodía, en el Paseo de Gràcia, donde se hizo visible que el malestar va mucho más allá de la reforma laboral actual.
Grupos de manifestantes concentraron su rabia ante la Bolsa de Barcelona y ante sucursales de Banco Santander y BBVA, que quedaron destrozadas. También se quemaron varias barricadas, con lo que Puig vio cumplidos sus augurios y dio rienda suelta, por primera vez en el día, a los Mossos d'Esquadra, que dispersaron a golpe de porra y pelota de goma a todo el que se le ocurriese asomar la cabeza por la zona, incluidos periodistas y viandantes.
Tras una tregua tácita, la actividad volvió a la calle por la tarde con la contundencia ya comentada y con unos disturbios que darán mucho qué hablar.