Mikel INSAUSTI

Rec 3: Génesis” aprueba si se la considera como una película suelta con vida propia, pero suspende al integrarla en la saga terrorífica a la que pertenece. La apreciación vendría a confirmar que la dependencia creativa que exigen las franquicias comerciales lleva a situaciones contradictorias, pues si lo que a Paco Plaza le pedía el cuerpo era hacer una comedia “gore” ha actuado en consecuencia, divirtiéndose y contagiando mediante oportunos golpes de humor gamberro a los incondicionales de las parodias sangrientas. Ahora bien, al optar por la casquería embromada en esta tercera entrega se pierde definitivamente la coherencia de la serie, entendiendo por tal la relación temática con la película matriz, que puso un techo muy alto al que sus dos secuelas no llegan ni por asomo. No se da tampoco una continuidad de estilo, ante la imposibilidad de preservar el tono de falso documental con cámaras de video. En la nueva cinta solamente existe la conexión al principio, mientras se utiliza el recurso visual del reportaje de boda, dejado de lado en cuanto empieza la acción mutante.

Tirando del hilo argumental tampoco sobrevive ninguna lógica interna en el irregular guión de Paco Plaza y el donostiarra Luiso Berdejo, siendo imposible reconocer la evolución de lo que en principio era la incontrolable mutación de una desconocida y agresiva variante del virus de la rabia, que se transmitía de animales a humanos. En origen todo hacía pensar en que los infectados se comportaban como zombis o muertos vivientes, pero de lo científico se ha ido pasando a lo religioso y ya se puede hablar de endemoniados. La presencia del sacerdote que celebra el casamiento por la Iglesia se presta a una sucesión de chistes a cuenta del efecto de los sermones bíblicos en los contagiados, excepto por parte de un abuelo que es sordo y lleva un audífono. Es más, cuando el novio se transforma en improvisado héroe adopta la imagen de Sant Jordi dispuesto a vencer al dragón o al diablo, que lo mismo da.