Naturaleza en estado puro y, en consecuencia, estancias llenas de tranquilidad son las principal es características de las casas rurales. Su auge en estos últimos años ha traído consigo un amplio abanico de opciones diseminado por el destino que cada cual quiera elegir. Aun así, este sector de alojamiento está en constante metamorfosis.

Con la solidaridad como herramienta principal, los establecimientos asociados a Casas Rurales Solidarias colaboran con la aportación mínima de un 15% de la tarifa establecida a colectivos sociales sin ánimo de lucro. De este modo, el visitante es también parte de la acción con su aportación indirecta al realizar la reserva. Otra de las particularidad de esta iniciativa es que se descuenta un 10% -no incluye el 15% anteriormente comentado- sobre el precio total de la reserva a donantes, personal de voluntariado social y miembros acreditados y activos de cualquier ONG, siempre que sea altruista, incluyendo a sus acompañantes aunque estos no sean activistas sociales.

Debido a las malas experiencias acumuladas anteriormente, esta red rechaza la colaboración con las instituciones públicas y no acepta donativos. En definitiva, se trata de un nuevo modelo de gestión de los alojamientos más comprometido con valores que compatibilizan los intereses de la empresa y los valores cívicos.

Este proyecto se creó dos años atrás en una casa rural de Castelló, cuando su propietario, que ya acumulaba una amplia experiencia en movimientos sociales, sembró las primeras semillas. A día de hoy cuenta, cuenta con doce empresas colaboradoras, así como una veintena de ONG y entidades solidarias asociadas en el Estado español, Andorra, Portugal o Argentina. Y también en Euskal Herria.

También en Euskal Herria

Josune Beratarbide, propietaria y promotora de la casa rural Olazi, situada en el barrio oiartzuarra de Iturriotz, descubrió esta iniciativa por pura casualidad mientras navegaba por Internet hace unos meses y, a partir de ahí, se puso en contacto con el presidente de Casas Rurales Solidarias. La intención de Beratarbide es centrar su campo de trabajo en Euskal Herria y hacer crecer aquí esta iniciativa, cuestión que fue respetada y apoyada por el presidente de la asociación. De momento, ya son quince las casas rurales asociadas a esta iniciativa, nueve de ellas situadas en Nafarroa, cinco en Gipuzkoa y una en Araba. En ese sentido, desde la casa Olazi han puesto en marcha, a través de Facebook, el muro denominado «Euskal Herria casas rurales solidarias».

Incide en que gran parte de la labor realizada durante este último mes ha estado centrada en incentivar esta iniciativa en Euskal Herria y, particularmente, se han centrado en difundirla entre los ciudadanos, siendo tan solo dos casas las que están inscritas en ella. Beratarbide considera que es pronto todavía para recoger los frutos, y es que por el momento ninguno de los visitantes se ha acercado a Olazi solicitando la aportación. Tiempo al tiempo, pues la intención es hacerla crecer e incluso ampliarla, más allá de las casas rurales, a agroturismos, hoteles, campings, cabañas... es decir, a toda clase de alojamientos.

Lo cierto es que esta novedosa iniciativa, además de apoyar el turismo rural, sostenible y respetuoso, tiene como fin expandir la mentalidad solidaria en busca de un nuevo modelo de sociedad. A esto se suma que es la ciudadanía la que, con su aportación y apoyo a la causa, hace inclinar la balanza hacia un mundo más justo, aunque son los propietarios de estas pequeñas empresas quienes se hacen cargo de la aportación económica.