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Grass levanta ampollas al arremeter contra el plan atómico de Israel

En una demostración de que los versos pueden llegar a remover conciencias, un nuevo poema del escritor alemán Gunter Grass ha desatado la ira entre la comunidad judía alemana. Todo porque el premio Nobel de Literatura rompió la ley no escrita en Alemania de evitar criticar a Israel y arremetió contra un posible «ataque preventivo» contra Irán.

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A.E. | DONOSTIA

Günter Grass, de 84 años y con rango de instancia moral en Alemania, recurrió al arma que mejor domina, la escritura, para denunciar el programa atómico de Israel con un texto titulado «Was gesagt werden muss» («Lo que hay que decir»), publicado simultáneamente por varios grandes diarios en todo el mundo. Se trata de un «grito», según el diario de Munich «Süddeutsche Zeitung», pero de uno que va a desatar una fuerte polémica internacional. El poema se publicó también en otros medios alemanes, así como en el español «El País», el estadounidense «New York Times» y el italiano «La Repubblica».

Entre esas cuestiones que «hay que decir», y que él mismo se había «prohibido nombrar» hasta ahora está la condena al supuesto «derecho a un ataque preventivo que podría exterminar al pueblo iraní». Grass denuncia que la potencia nuclear israelí «pone en peligro una paz mundial ya de por sí quebradiza», que se mantiene «fuera de control» y es «inaccesible a toda inspección».

Las críticas de Grass van de lo general a lo concreto, con la alusión al próximo suministro de un submarino de fabricación alemana a Israel -el sexto-, desoyendo las denuncias de ONG internacionales de que es susceptible de ser equipado con cabezas nucleares. «¿Por qué he guardado silencio hasta ahora?», se pregunta varias veces Grass, que se responde que ha callado para evitar la «condena» de ser acusado de antisemitismo, una «gravosa mentira y coacción que amenaza castigar en cuanto no se respeta». «Creía -añade- que mi origen, marcado por un estigma imborrable, me impedía atribuir ese hecho al país de Israel, al que estoy unido y quiero seguir estándolo», reconoce.

Hipocresía de Occidente

La «hipocresía de Occidente» le hace ahora romper con ese silencio, consciente de que debe alzar su voz en nombre de su pueblo porque «mañana podría ser demasiado tarde». Un Occidente del que «cabe esperar además que muchos se liberen del silencio, exijan al causante de ese peligro visible que renuncie al uso de la fuerza e insistan también en que los gobiernos de ambos países permitan el control permanente y sin trabas por una instancia internacional del potencial nuclear israelí y de las instalaciones nucleares iraníes».

En Alemania, la polémica no se hizo esperar. De los tres diarios que lo publicaban en portada ayer, «Die Welt» llevaba el titular más tajante: «Günter Grass, el eterno antisemita». El columnista estrella del diario de Berlín, el controvertido Henryk M. Broder, consideraba que «Grass es el prototipo del antisemita culto, que desea lo mejor para los judíos. Atormentado por el sentimiento de culpa y por la vergüenza, y ansioso por rendir cuentas con la Historia, se sube a la palestra para desarmar `al causante de ese peligro visible'».

Ataques directos

Las reacciones fueron inmediatas. Desde la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel se expresó su «estupor», informaba Efe, mientras la embajada de Israel y el Consejo Central de los Judíos en Alemania lo calificaban de antisemita.

Grass se sitúa con su poema en la «tradición de otros tantos antisemitismos» europeos, afirmó el embajador de Israel en Alemania, Emmanuel Nahshon. «Forma parte de la tradición europea acusar a los judíos de muertes rituales ante la Pésaj (la Pascua judía). Antes se decía que se utilizaba la sangre de niños cristianos para fabricar las matza (pan sin levadura). Ahora resulta que el Estado judío quiere aniquilar a los iraníes», apuntó el embajador, en un comunicado. «Israel es el único Estado del mundo, cuyo derecho a la existencia aparentemente se cuestiona», añadió el diplomático, para quien esta situación se perpetúa «desde su fundación hasta hoy día».

La reacción de la legación diplomática israelí seguía a la del Consejo Central de los Judíos en Alemania, calificando el poema de «agresivo panfleto de agitación». Para el articulista Ralph Giordano, de ascendencia judía y comentarista «obligado» en este tipo de cuestiones, las palabras de Grass son un «ataque a la existencia de Israel».

LA VÍA

«Israel, potencia nuclear, pone en peligro una paz mundial ya de por sí quebradiza», lanza el escritor de 84 años en un poema titulado «Lo que hay que decir» y publicado simultáneamente en varios diarios del mundo.

RESPUESTAS

El diario alemán «Die Welt» tituló en portada: «El eterno antisemita». Es el «prototipo del antisemita formado», señala un artículo, que agrega que «siempre tendió a la megalomanía, pero ahora se ha vuelto totalmente estúpido».

Peleas y pocos apoyos

El autor de «El tambor de hojalata» y una de las figuras clave de la literatura alemana del último siglo se revalidó ayer como autor al que no intimida el escándalo con este artículo de opinión que fue lanzado como una bomba de relojería. Hombre de izquierdas, en 2006 levantó ampollas con su confesión tardía de haber estado en las SS a los 17 años, tras décadas de haber sacado los colores a los políticos o intelectuales con pasado nazi.

Su texto va más allá de lo políticamente incorrecto en un país como Alemania, donde durante décadas se ha seguido la regla de la absoluta cautela ante toda crítica a Israel, independientemente de cuál sea la constelación de su Gobierno. La canciller Merkel ha seguido esta línea, con alguna crítica muy tímida a la política de asentamientos de Israel.

Apenas un par de voces salieron en defensa de Grass, entre ellas la del presidente del PEN Club alemán, Johano Strasser, quien le expresó su respaldo. GARA

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