El Gobierno del PP no entiende por qué le castigan si está haciendo todo lo que le ordenan
Con los índices bursátiles en mínimos y la prima de riesgo en niveles de rescate, la economía española está viviendo su particular Semana de Pasión, ante el acoso de unos mercados que, a diferencia del Gobierno de Madrid, no se van de vacaciones. Las atropelladas explicaciones con las que el ministro de Economía, Luis de Guindos, quiso responder a la alarmante situación que a media tarde de ayer reflejaban todos los índices, muestran a un Ejecutivo desorientado apenas unos meses después de comenzar su andadura e incapaz de comprender por qué los mercados le están castigando si desde el primer minuto se ha empeñado en cumplir todo aquello que le ordenaban. Preso de su propio ideario y práctica política, el PP no acaba de ver que ningún sacrificio -que acomete de forma gustosa- va a ser suficiente, y sigue empeñado en aplacar un hambre que es insaciable.
Alfonso Alonso insistía ayer en que los recortes son la «medicina amarga» que necesita el Estado español para salir de la crisis. Sin embargo, si se empeña en ese camino es probable que sea su propio partido el que pruebe de esa medicina y acabe en el altar de los sacrificios.