Crónica | Feria del jamón
Baiona no falta al encuentro anual con su producto más sabroso
La feria del jamón vuelve a ocupar las calles de baiona desde ayer por la mañana. La cita, como ya marca una tradición instaurada estos últimos años, arrancó con el concurso al mejor jamón, premio que se llevó Gilles Gachen, de Behorlegi. La lluvia no impidió que el mercado se llenara de gente.
Ainize BUTRON
La tradicional feria del jamón de Baiona arrancó ayer con una demostración de que no hay por qué ser un veterano productor para estar a la altura de los mejores. Al menos eso se puede deducir tras observar el resultado del concurso que, año tras año, da inicio a este evento.
Hacia las nueve de la mañana, unos treinta criadores y productores de cerdos de la zona se dieron cita en el mercado de la capital labortana. Junto a ellos, los miembros de la cofradía, ataviados con sus caperuzas rojas y sus gorros, así como los cuatro carniceros que forman parte del jurado. Entre aspirar olores, pesajes y degustaciones tardaron una hora en escoger el que a su juicio era el mejor jamón del año con lábel Baiona.
Entre los aplausos del numeroso público asistente, fue un joven criador y productor de Behorlegi, Gilles Gachen, quien se llevó el preciado galardón. Los integrantes del jurado coincidían en señalar el alto nivel de todos los competidores,«pero el ganador es el que tenía el mejor corte», explicó René Hargous, quien deja paso a las nuevas generaciones tras un cuarto de siglo de servicio en la cofradía de este sabroso producto.
Lo de Gachen fue llegar y besar el santo, puesto que se alzó con la victoria en su primera participación en el concurso y con uno de sus primeros jamones. «Los quesos son mi actividad principal. He tardado tres años en hacer este jamón. Ha estado secándose durante 23 meses», explicaba con una sonrisa de satisfacción.
La ceremonia concluyó con un merecido homenaje al charcutero local Denis Brillant, quien reavivó esta feria hace quince años. El alcalde, Jean Grenet, no escatimó elogios y no dudó en asegurar que el de Baiona es «uno de los mejores jamones del mundo» cuyo «sabor excepcional está ya demostrado».
El primer edil de la capital de Lapurdi recordó que hay constancia de que la feria se viene celebrando desde el año 1462 y aseguró que continuará siendo así mientras él ostente la vara de mando.
Para mostrar el vínculo de la ciudad hacia ese producto, los asistentes a la feria tuvieron la oportunidad de entonar «La canción del jamón de Baiona». Para ello se repartieron unos papeles en los que estaba impresa la letra. La canción, en traducción libre al castellano, vendría a decir algo así: «La especialidad que nada iguala en el mundo, la gloria de Baiona, sí, es el jamón». O también: «Este sabroso jamón de aroma delectable, se come crudo o cocido y en cualquier estación».
Vino y bocadillo
Para los baionarras, la feria del jamón es ante todo la oportunidad de pasar un rato agradable con su familia y amigos, degustando un buen vino y, claro está, un buen bocadillo.
Ayer al mediodía, a la hora de comer, la zona del mercado se llenó de personas que trabajan en el centro de la ciudad y sus alrededores, ya que era jornada laboral. En vez de acomodarse en un restaurante, muchos optaron por dar una vuelta en torno a los puestos de charcuteros para charlar, escuchar la música y degustar tranquilamente toda la variedad de productos que se podían ver en los expositores.
Lo de ayer fue tan solo un preludio, ya que se espera que el ambiente vaya in crescendo con la llegada del fin de semana. La feria del jamón permite gozar de los primeros ambientes festivos tras el largo invierno, en un calendario que tendrá su cénit en agosto.
Aprovechando las jornadas de fiesta, son muchas las personas procedentes de otras partes de Euskal Herria que se acercan hasta la ciudad. El concurso no es el único acontecimiento de la feria, sino más bien el pistoletazo de salida a un programa repleto de citas gastronómicas, culturales y deportivas.
Las comidas populares, las animaciones musicales, las traineras, la venta de productos locales y, sobre todo, los concursos de tortilla -con jamón, obviamente- y el campeonato de cocina a la plancha son algunas de las animaciones que invitan a darse una vuelta en la confluencia de los ríos Aturri y Errobi.