Puede que sea una cuestión de mala conciencia, porque los anti-premios sacan en cada uno de nosotros la parte perversa que disfruta con la desgracia ajena. Soy humano, y mentiría si dijese que no me he alegrado con la noticia de los diez Razzies (los anti-Óscar) que se ha llevado «Jack y su gemela».

No seré yo quien le quite la razón al Jurado, porque estaba cantado que Adam Sandler iba a convertirse en el primer intérprete de la historia en ser castigado como Peor Actor y Peor Actriz a la vez. Es una marca negativa tan llamativa como la obtenida por la propia película, ya que antes ninguna otra realización se había llevado tantas estatuillas con la frambuesa o pedorreta, según se quiera traducir.

Un duro golpe para el burdo humor travestido de Adam Sandler, quien debió sentirse dolido en su ego y no acudió a recoger el doble regalo envenenado, al contrario de Halle Berry y Sandra Bullock, que demostraron saber perder con su presencia en otros actos de entrega. Claro que ellas, como ganadoras del Óscar, pueden enorgullecerse de pertenecer a una profesión de altos y bajos, que unas veces te premia y otras te castiga.

Ojalá le sirva al millonario cómico de Hollywood como advertencia artística, al igual que al veterano Al Pacino, elegido como Peor Actor Secundario por su penoso papel autoparódico.