El presidente de la Cámara de Diputados de Mali, Dioncounda Traoré, fue investido ayer presidente interino del país, después de que los golpistas que tomaron el poder el 22 de marzo se retiraran en virtud de un acuerdo con los países del Oeste africano. Traoré prestó juramento durante una ceremonia en el Centro Internacional de Conferencias de Bamako, en la que participaron centenas de personas, incluso el líder de la junta golpista, el capitán Amadu Sanogo, y representantes de partidos políticos y la sociedad civil.

Frente a un estrado decorado con los colores de la bandera de Mali, Traoré juró ante «Dios y el pueblo maliense preservar el régimen republicano» y «respetar y hacer respetar la Constitución y la integridad del territorio de Mali». En su discurso, afirmó ser «consciente» de que está al cargo de «un país en guerra».

El nuevo jefe de Estado se dirigió de manera «enfática» a los grupos armados tuareg que mantienen bajo su control varias ciudades en el norte para que «detengan las atrocidades, saqueos y las violaciones de derechos humanos». «Si se niegan, no dudaremos en llevar a cabo una guerra total e implacable para expulsar fuera de nuestras fronteras a los tuareg así como a Al Qaeda en el Magreb Islámico, a los narcotraficantes y secuestradores», remarcó.

Traoré debe ahora nombrar un primer ministro con «plenos poderes» y formar un gobierno de «unidad nacional», lo que podría involucrar a los miembros de la antigua junta.

Este fin de semana se reunirá en Ouagadougou con el presidente de Burkina Faso, a quien la Comunidad Económica de Estados de África Occidental nombró mediador para gestionar la crisis. En la reunión analizarán las «modalidades» para llevar a cabo la transición.

La Comisión Europea ha mostrado su preocupación por el impacto de los combates en la población. «Si en los próximos días no hay una mejora sustanciable y se permite el suministro de alimentos y medicamentos en el norte, habrá un gran desastre humanitario que podrá afectar a más países», advirtió.