El Gobierno sudanés advirtió ayer de que su Ejército recuperará «muy pronto» la zona de Heglig, ocupada por las tropas de Sudán del Sur desde el pasado martes, mientras que Juba puso una lista de condiciones para la retirada, al tiempo que denunció nuevos bombardeos en su territorio. Una de esas condiciones es, precisamente, el cese de los ataques aéreos y terrestres, así como la retirada de la región de Abye, ocupada por Sudán el pasado año, y el envío de observadores internacionales para que patrullen la zona fronteriza desmilitarizada.

El martes, efectivos sureños entraron en Heglig, que alberga el 70 % de crudo de Sudán, y expulsaron a los soldados sudaneses de la zona, en un nuevo paso en la escalada bélica entre los dos países.

Ese mismo día, el Consejo de Ministros, presidido por el presidente, Omar Hasan al-Bashir, acordó el cese de las negociaciones y anunció la movilización general de las Fuerzas Armadas. «Nuestros hermanos en Sudán del Sur eligieron la senda de la guerra para cumplir planes extranjeros de sectores que los apoyaron durante la guerra civil», destacó Al-Bashir.

A su vez, el presidente de Sudán del Sur, Salva Kir, le acusó de «declarar la guerra total» a Sudán del Sur.

El portavoz del Ejército, Philip Aguer, denunció que aviones Antonov de Jartum bombardearon ayer la localidad de Bantiu, a 60 kilómetros de la frontera.