El cartel de San Fermín es algo sobre lo que todo el mundo opina. Generalmente, se debate más sobre cuál es el candidato más extraño, aunque el Ayuntamiento sólo deja apostar por un favorito, reservando el escarnio para las discusiones en las barras de los bares. Desde hoy y hasta el 7 de mayo, los iruindarras podrán votar por su imagen favorita, y ya se sabe que para gustos se hicieron los colores.

Desde hace años, el cartel de Sanfermín ha intentado ser rompedor y puntero, buscando que el concurso atraiga a los mejores artistas gráficos. Al final, se ha encasillado en un certamen sin demasiado prestigio y con un premio de mediana cuantía, 3.600 euros. El jurado tampoco es de élite. Está formado por un edil de cada formación -salvo Izquierda-Ezkerra-, quienes tomaron su decisión arropados por los diseñadores gráficos Jorge Fonseca, Eva Ortega y Fermín Urdánoz, así como por la técnica de Cultura del Ayuntamiento y la directora de Educación y Cultura.

De los 511 aspirantes, el jurado se ha quedado con ocho, que son sobre los que la ciudadanía opinará. Se puede votar a través de Internet, a través del teléfono 010 (Atención Ciudadana) o de forma presencial en los centros Civivox. Para votar, es necesario aportar el carné, porque sólo están autorizadas a dar su opinión las personas empadronadas en Iruñea.

Más de la mitad de los carteles provienen de Nafarroa (281) y otros 45 llegan de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa (hay tres candidatos del Estado francés, pero el Ayuntamiento no ha indicado si provienen de Ipar Euskal Herria). Son pocos los aspirantes de fuera del Estado español, con un total de 16.

«El culo» y «El Tío CAravinagre»

Aunque no sorprenden, hay que reconocer que algunos de los carteles tienen toques jatorras que se agradecen, como la boina del número 6 («K12IKI»), o ese sanfermin-zaldiko-toro de «San Fermín se une a la fiesta». El kiliki más famoso, Caravinagre, se intuye también en el primer cartel «Piel de cartón» y aparece explícitamente en el séptimo. Sin embargo, este último, titulado «Te quiero en San Fermín», el juego que se hace con el cartel de reclutamiento de los marines, sustituyendo al Tío Sam por el kiliki, puede que no cuente con el apoyo de todo el mundo. La utilización de las fiestas de Iruñea como mero atractivo turístico es una crítica constante. En cuanto al tercer y al sexto cartel, dan la impresión de estar algo vistos. Es más original el segundo, donde el gorro de obispo se convierte en encierro. Por su parte, el octavo apuesta por la estética cómic, que jamás ha ganado. En cuanto al desafortunado cuarto, el corazón se parece demasiado a un culo como para tener posibilidades. Ahora bien, será del que más se hable.