Jafar Panahi reclama libertad de expresión
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
El iraní Jafar Panahi ha sido condenado a seis años de arresto domiciliario y veinte años de inhabilitación. Encerrado en su casa, y sin poder dirigir películas, idea una estrategia para denunciar su situación y reclamar la libertad de expresión que le ha sido negada en su país. Con la ayuda de su amigo y colaborador Mojtaba Mirtahmasb realiza un documental, titulado «Esto no es una película» que podría ser una manifestación forzada del anti-cine. Panahi a lo más que puede llegar es a grabarse con el teléfono móvil, por eso es Mirtahmasb quien pone en marcha la cámara profesional. El condenado se limita a contar el contenido del proyecto que tenía en marcha y no se le permite rodar. Lo hace sobre la alfombra del salón, dividiendo los escenarios imaginarios con una cinta aislante, del mismo modo que Von Trier utilizó la tiza sobre el suelo en «Dogville».