Irak, a merced de los atentados en una nueva ola de violencia con 36 muertos
Al menos 36 personas murieron ayer en Irak en varios atentados ocurridos en Bagdad y el norte del país, en un momento en que crece la tension entre algunos partidos y el primer ministro. Se trata del balance más elevado desde el 20 de marzo, cuando murieron 50 personas.
GARA | BAGDAD
En apenas unas horas, 14 coches bomba y 11 explosivos más estallaron. También se registraron tres atentados suicidas y un ataque armado, con un balance provisional de 36 muertos.
En Bagdad, donde fallecieron 11 personas, el atentado más espectacular fue realizado contra el convoy del ministro de Salud, el kurdo Magid Hamad Amin. El ministro salió ileso, pero dos transeúntes fallecieron y otros nueve resultaron heridos, incluyendo a cuatro guardaespaldas de Hamad Amin. En Baquba, a 60 kilómetros al norte de la capital, un kamikaze hizo estallar los explosivos que llevaba en su chaqueta en la casa de un oficial de policía, causando la muerte del oficial y de cuatro familiares, según informó el Ejército.
En la región de Kirkuk, seis bombas explotaron delante de los domicilios de los principales jefes tribales y de miembros de las fuerzas de seguridad. En el ataque fallecieron un comandante del Ejército y cinco civiles. En Samarra, tres miembros de una milicia contraria a Al Qaeda y otros tantos civiles perdieron la vida en atentados con coches bomba contra puestos de control de esta milicia. En Ramadi, se registraron dos atentados con coche bomba.
Esta ola de violencia coincide con un aumento de la tensión entre algunos partidos políticos y el primer ministro, Nuri al Maliki, que también ostenta el cargo de ministro de Defensa e Interior. «Irak se orienta hacia una catástrofe, una vuelta a la dictadura», declaró a principios de abril el líder kurdo Masud Barzani en alusiones a Al Maliki.
Por su parte, el Ministerio de Interior achaca los crecientes problemas de seguridad a la rivalidad entre los diversos servicios de seguridad existentes en el país. Actualmente, hay 14 servicios de seguridad. «Hay una verdadera falta de coordinación entre ellos. Algunos se han creado sin base jurídica, a toda prisa para luchar contra el terrorismo. Cada agencia tiene sus propios centros de detención, que funcionan de forma independiente. Esta falta de cooperación está retrasando las investigaciones. Los sospechosos languidecen durante años en prisión a la espera de una sentencia que nunca llega. Algunos, incluso planifican desde sus celdas acciones suicidas», resalta Ali al-Haidari, experto en seguridad.
«La incapacidad para erradicar por completo la violencia y detener a los cabecillas se debe, en gran medida, a la abundancia de servicios de seguridad. La cooperación es muy difícil porque cada agencia tiene sus propias directrices», reconoció un alto funcionario de Interior.
Las elevadas tensiones entre chiíes, suníes y kurdos en la frágil coalición de Gobierno desde que se retiraron las tropas de EEUU han planteado temores de que se repita la lucha sectaria similar a la que llevó a Irak al borde de una guerra civil.
Para muchos, el intento de retirar al viceprimer ministro suní, Saleh al Mutlaq, y la orden de arresto contra el vicepresidente suní, Tarek al Hashemi, son una maniobra de Al-Maliki, chíí, para consolidar su poder y dejar a los suníes fuera.